Comentario de Susi Underground

Toda novela cuenta cosas que suceden, y la tuya también. Pero hay un hilo conductor, y en tu Cibernética esperanza se ve un interés por dejar claro que una persona que no es como las demás, no está loca. Te acusas de haber causado sufrimiento a tu familia, de ser un golfo, de vivir al margen de la norma, pero me parece que no es más que un juego para que las instituciones que velan por la uniformidad te dejen un poco en paz, seguirles el rollo a cambio de un poco de tranquilidad, por así decir.

“Ser sin nombrar, Ser sin nombre

Ser un hombre, Ser sin más”

Has transigido con entrar en sus exigencias, pero no te has entregado, ahí está Capplannetta para decirle a Cecilio las cosas que no quiere escuchar, lo bueno es que, al final, ambos se llevan bien, siguen siendo amigos, aunque de vez en cuando se peleen. Capplannetta sabe que esa esquizofrenia diagnosticada no es suya, es la de una sociedad que no quiere reconocer que se basa en un desequilibrio mental normalizado y se defiende atacando a quienes la dejan en evidencia:

“Los héroes llevan barba y fuman puros,

y los villanos se reúnen de tres en tres.

Se esconde la basura bajo la alfombra

y en África y en América extinguen al hombre libre.

El frío capitalismo es un huevo frito,

es una yema para los ricos

y una clara para los pobres,

pero los psicoanalistas hacen su agosto

entre el péndulo y el diván.”

En “Tarde en que llegamos tarde” está implícito que toda situación tiene un precedente, un momento en el que, de pequeños, entendemos la tristeza de un mundo sin amor, y esa perspectiva nos cambia para siempre. La soledad es el precio a pagar, pero se paga, como todas las deudas, porque siempre nos morimos solos, así que qué más da.

Es una novela que parece fácil, pero tiene tantos niveles como este mundo tan extraño que a veces cuesta comprender. Me ha gustado: me ha puesto triste, me ha hecho reír, me ha hecho pensar. No se le puede pedir más a un escritor.

Capplannetta y la tablet

Escribir es un acto que, aunque solitario, se tiene que buscar un lugar especial. Por ejemplo, yo escribo, leo, publico y otras cosas a través de la tablet. Me he dado cuenta que, a mayor comodidad, mejor se escribe y se lee. Mi tablet es muy útil para estos menesteres. Escribir por escribir es algo que no me gusta. Si no tengo nada que decir lo mejor es el silencio. Tampoco creo en el problema de la página en blanco. Con o sin tablet me resulta incómodo, porque al escribir y leer en el PC tienes que sentarte y duras poco, ya que la incomodidad hace su acto de presencia. Una tablet es barata y una herramienta de uso polivalente.

Algunas veces, cuando he tomado una pastilla para dormir, en ocasiones no doy pie con bola. Seguiré escribiendo y leyendo en tablet, pero donde se ponga un libro impreso que se quiten las tablets. Un libro es algo maravilloso, desde Johannes Gutemberg hasta la era de la tecnología que no tiene nada de nuevo ya, prefiero mil veces un libro en negro sobre blanco. Sobre todo me interesan los libros de bolsillo.

Capplannetta y las extrañezas

La gente se horroriza viendo a una pareja de enamorados besándose en plena calle, se ríen de los perros copulando en plena calle, sin embargo, la pornografía es un tabú y algo aberrante que sólo ven los depravados. La gente critica al que se fuma un porro, se toma una raya de coca, sin embargo, a pesar de que lo llaman química, beben alcohol y como diría Frank T “lubricante social”. Ríete del que presuma de amistades, ríete del que presuma de amores y ríete a carcajadas de los machos alfa. La gente mira apenada a un harapiento que te pide comida, sin embargo, no les importa tirar comida a la basura por si está en mal estado. La extrañeza de las personas se mide por la distancia que toman al criticarte y señalarte con el dedo. La extrañeza de las personas depende de que o en que se basa su grado de locura y por ende de incapacidad. Nos reímos del hombre adulto que no sabe leer ni escribir, sin embargo no decimos nada cuando aquel que sabe escribir y sabe leer presume de no haberse leído un libro en su vida. Si dices la verdad tendrás enemigos, si dices mentiras se reirán de ti, pero si tienes dinero te reirán las gracias insípidas y tendrás muchos amigos. Brindar es un concepto que no puedo juzgar, es una buena costumbre, pero muchas veces brindamos con personas que tienen el brindis mitificado. El físico es algo tan efímero como las promesas de gente de poca palabra. Cuando estás gordo te dicen que estás enfermo, cuando estás muy delgado también. El mayor enemigo es el que te envidia, porque tienes algo de lo que él carece.

Capplannetta y la verdadera cara del estigma social

Mucha gente me ha llegado a preguntar, ¿cómo es que siendo tan bien parecido y siendo tan joven contratas los servicios de una prostituta? Y yo les respondo con tres razones. La primera: porque casi todas las prostitutas son bellas y tienen la piel suave y son profesionales que desempeñan muy bien su trabajo. La segunda razón: porque cubren mis necesidades, me gustan porque dan conversación, a veces interesante y otras porque prefiero gastar dinero y estar con ellas unas horas que casarme, tener hijos y hacer lo que la mujer disponga. Y otra, la tercera, las mujeres rehuyen de las enfermedades mentales, pero especialmente de la esquizofrenia. Ignoran que lo que me diferencia de la gente es que tomo cinco pastillas diarias y las demás personas solo toman una pastilla cuando les duele la cabeza o sufren algún tipo de molestia.

El estigma que hay sobre la esquizofrenia es un asunto delicado. No se puede meter en un mismo saco a todas las personas que padezcan alguna enfermedad mental. En el 2030 está comprobado el incremento de pacientes con enfermedades psiquiátricas. Y no está demasiado lejano. Vas a una sala de espera de un centro de salud mental y cada vez hay más pacientes, cada uno son víctimas de una sociedad que los estigmatiza. Que los desprecian, que no los quiere. Yo si contrato los servicios de una prostituta es porque las chicas en teoría buscan una pareja sana, y mucho más si esta pareja está sana psíquicamente. El incremento de enfermos de la mente (término que detesto) y yo diría que más que enfermos de la mente son enfermos del alma. De un alma que les ha jugado una carta de más en una baraja que ya estaba completa con todos sus naipes. Por eso que yo sexualmente prefiero una prostituta, donde no hay amos, sí hay cariño y respeto, y si no puedo masturbarme que eso está mejor visto debido a la doble moral que siempre ha existido. A mi edad no tengo ganas de ir detrás de muchachas jóvenes que no tengan hijos. Las jovencitas son para chicos de su edad. Yo soy un enfermo del alma y un poco mayor para ir detrás de chiquillas. Además está comprobado que los clientes más asiduos a los clubs y las wiskerias son hombres casados. En definitiva, que lo mismo te va a costar pagar a una prostituta que hacer el calzonazos por el mundo. Mansedumbre, esa es la palabra exacta.