Capplannetta indígena

Pescar cuando tenga ganas de pescado. Comer carne cuando la cacé con mis manos. Ser cazador, pescador, ser libre. Dejemos al pueblo indígena vivir su vida sin enturbiar ni entorpecer sus selvas y sembrados. Estando aquí, en la vieja Europa, la vida es cada vez más difícil. Miremos al hombre indígena como un ejemplo de cómo debe ser nuestra vida. Destruimos, masacramos, hicimos negligentes argucias en la larga noche de los 500 años. Ser libre, escaparme de la civilización. En el bosque abierto el jaguar y el tucán conocen el secreto del cazador y del pájaro su vuelo. Miserable has de ser si crees en las miradas demoniacas de los hombres modernos. Postmodernidad tardía llaman a la negación de la vida libre. En África y América conocen el secreto del viento. Pescar, cazar y cultivar es el principio de una sociedad repleta de humanidad. Hombres y mujeres de la selva son hijos. Cambia tu burocracia por la vida en Libertad. Yo conocí mestizos que en el mundo de Malinche entraban por una puerta y salían por la de atrás. Ellos aguantaban sin protestar. Hernán Cortés, Pizarro, y demás demonios envenenaron los ríos, la selva y lo convirtieron en caminos de agua tóxica y retazos de vida interesada en abolir paz y fueron con sus armaduras de metal un principio y un final. Quiero ser indígena y huir de la ciudad. La corriente del río en que es caudalosa en la diversidad de fauna, florista y prisa vegetal, no hay, ni habrá un lugar en el mundo tan verdaderamente auténtico despreciado y negado contra su linaje ancestral. Quiero ser indígena antes de que me coman las sabandijas, los parásitos y los ácaros de cotos vedados con la patria del hombre desde maldades. Siendo libre seré más dueño de mí.

Capplannetta se jode

Jódete me dicen los resentidos. Jódete muchacho, jódete. En el derecho de nacer, nacer he nacido. ¿Qué hago yo aquí? ¿Para qué he venido a este mundo? Muchos me dicen, estás en el mundo porque debe haber de todo. Jódete, me acompañan al patíbulo. Me llevan maniatado y desnudo. Yo no soy de esta tierra, ni conozco a nadie. El que lo haga, quien lo hiciera verter mi agonía delante suyo. Que te calles. Viejo del demonio. No quiero compasión, quiero tan solo que me dejen tranquilo. El que lo haga, ¿quién lo hiciera? Vientos del sur ondean por las calles. Derecho de nacer. Yo no soy al fin culpable. Qué criatura soy tan solo, tan a la deriva, me pertenece cualquier naufragio. No quiero llorar, lamentar, ser víctima del vulgo. No quiero arroparme con mantas en verano, ni con presagios mal encajados. Al fin y al cabo yo he elegido este camino. Pocos pueden elegir su destino. Pero yo he elegido sin ver lo que había detrás del subsuelo y del laberinto. Madrugador vine a este mundo. La noche de Walpurgis no es para mí un redundar ambiguo, la fe en Dios, un Dios de la nada, se ha colmado ante el abismo. Es por demás admitir que no soy el mismo. Jódete, me dicen mis enemigos, pobrecito me dicen los listos de este mundo. Hacer no hago nada, molestia a parte, y un lugar en ningún sitio. Me tropiezo con la azarosa megalomanía del algoritmo. No rimo conmigo, no rimo con mi nacimiento, no es un secreto que mi mundo al empezar ya era finito. No hay lugar en este mundo en el que yo me encuentre a gusto. Jódete, me dicen los cacasenos, los puercos chicharelos que me hacen despreciado por miedos que tengo tan asumidos, que no hay respuesta. Todo o es ruido o sonido. La jodienda me la como yo solo. A nadie pido explicaciones por algo que yo he elegido. Una conciencia nueva abriré sin Parnaso, sin fibra óptica, sin silogismo. El insulto es sobrevalorado ante el jódete que me propina el mundo. Pero debo admitir que el mundo es bueno, quizá el derecho de nacer me ha dejado herido, desmantelado, no quiero llorar, no quiero dar la brasa. No quiero oír pues para todo tengo oído, y sin embargo, no me quejo, no desespero, entre mi soledad, sin el calor de un verdadero amigo. Suerte que tengo padres, mala semilla es vuestro hijo. Mamá te quiero como cuando niño. Papá soy tu amigo, soy tu decepción, pero soy tu hijo. Algún día volveré al camino, aquel que de nuevo he aprendido. Jódete me dicen los rencores, jódete me llaman los buenos hijos. Soy un hombre con derecho a nacer y he elegido mi destino, así que no te quejes, jódete, jódete, jódete, me dicen los resentidos. Soy una criatura que piensa, dialoga contigo, tengo la cabezita loca, tengo abrigo, ningún amigo, tengo un ombligo, porque con derecho he nacido. Para el mundo soy desangelado peligro. Para el mundo soy Cecilio.