Capplannetta no espera

Tardaré mucho tiempo, tardaré, en curarme las heridas. Anda que no os habéis reído a mí costa. Pero ya no te ríes más. Piensa bien esto que voy a decirte, ahora el que se ríe soy yo. ¿Para qué volviste aquí? Habiendo tantos hombres y mujeres, ¿para qué viniste aquí? Ya tienes todo lo que te interesaba. Te interesaba ser enemiga de mis cosas, tú vida interesada, se murió con mi dolor. Yo te quería, yo te amaba, ese fue mi error. Ahora soy un caballero que custodia tus secretos. Ya no espero nada de ti. Ni siquiera un buenos días, mucho menos un buenas tardes. Esto no es ningún reproche. Es un trozo de mi esperanza, esa que te llevaste diciéndome que eras una mujer sin suerte. Mala suerte fue la mía, planté en tu suelo baldío las llagas de mi corazón, no coseché ni higos ni brevas. Coseché los reproches de un amor sin corazón. Corazón de ambos. Pues los dos hemos perdido, tú algo mío te has llevado. Pero recuerda aquella vez en que te quise, yo solo te quise. Y maltrataste la caricia, el beso y el amor. No voy a pedirte compasión ni desvelo. Me desangré como un cisne herido, con cara de payaso, cómico y doloroso a la vez. Recuerda cuando tu artimaña conocí, me deshice de tu falso amor. Mi amor ya no te espera. Ni a las malas ni a las buenas. Mi corazón en mil pedazos regresaron a ser paz, ahora quien se ríe soy yo. Ahora que me recuperé del desprecio y la humillación. Tiemblo de alegría al comprender que tu amor no es ya mi amor. Mi corazón sembrado de esperanza partirá hacia el amor, de otra fuente, de otra semilla, que germine en su labor.