
Fiesta, fiesta, fiesta, Sábado, domingo y lunes. Feria febril. Feria sórdida. Los ponis dando vueltas como bueyes. La comparsa de vencedores se revela contra los vencidos. Son las fiestas en Sabadell. Y yo estoy tan lejos…. No me lo explico. Piensan que no me doy cuenta de las breves batallas que mantenemos a pesar de la fiesta. Fiesta major. Pregón, grallas y tambores, diablos y gigantes y capgrossos. Churros con chocolate. Patatas fritas. Mejunjes, brebajes, toxicidad. Una paloma vuela perdida en la tarde de la fiesta. Demasiado ruido para ella. Una cotorra argentina se quiere comer los huevos de la paloma. Fiesta, fiesta, fiesta. Que ya acaba el verano. Que los poetas son una mentira. Que los valientes provocan con sus dientes podridos. No hay virtud más grande que la de un hombre enfrentado a la verdad. A la gran verdad. A la verdad del silencio que no está vacío. Lo vacío es la fiesta. La feria, la juventud. La efímera juventud de los que viven a toda prisa. Que te ven desde esta tribuna. Me da igual, que me vean. Los mariquitas del sur cantan en las azoteas. José Antonio, José Antonio, que te han matado, al igual que a Federico. Un 18 de agosto seco. De 1936. Federico, Federico, derrama la fiesta toda. Que la sangre no coagule en los émbolos del diablo. Dios está pétreo y asustado. La fiesta es pura algarabía. Mamá, ¿me dejas ir a la fiesta? No, hijo mío. No vaya que te quiten los velos de piel opaca. Mamá, mamá, ¿qué son esos portazos? Son el viento huracanado. Daniel y soplándole a la Venus el viento del norte que es cierzo. En Palafrugell es tramontana. El viento siempre será viento aunque muchos nombres tenga. La luz, ¿qué será de la luz del sol? Vendrá un niño a buscarla y se la llevará al cielo de los parques. ¿Hay algo de peligro en las calles o en las plazas? No, no debe haber peligro. Para madres que custodian la sombra y el velo de piel opaca. La sombra se desliza por los oscuros barrancos. Una tregua de batallas venidas de tu nombre. Todavía hay escritores valientes y también cobardes. Fiesta, fiesta, más fiesta. Las chuchas son como presagios de lo que no ha de volver jamás. Hay escarnios de precisos que aprietan el gaznate. No hay abandonos en los expósitos.