Capplannetta ya no es aquel que era

Recuerdo muy bien a gente con la que he pasado buenos momentos y ahora ni yo ni ellos nos atrevemos a decirnos palabra alguna. Recuerdo a un gitano blanco que me reservo el nombre. Este gitano tocaba la guitarra por flamenco como los ángeles, es decir, como los duendes, porque tenía duende. Era un gitano noble, sencillo y muy cercano. Lo recuerdo con su amigo, que también se hizo amigo mío, un gitano moreno con carnes como el bronce. Eran grandes amigos. Me trataron con educación. Y ahora si los viera por miedo a lo que ahora soy no me atrevería a decirle ni palabra. Él y su amigo son los gitanos más nobles que jamás he conocido. Pasábamos buenos ratos, yo al cante y el guitarrista tenía una destreza en cualquier palo flamenco que te dejaba boquiabierto. Hablábamos de todo lo referente al flamenco, ya que era un gran entendido. Pero de lo que más sabía era de Camarón. Quisiera verlo y hablar con él. Pero mi temor a decepcionarle me haría cobarde. Y no es que sea un cobarde, sino que he cambiado tanto que ya no soy aquel que era, y me duele. Supongo que se habrá casado. Y seguramente tenga hasta hijos. Era tan buen tocaor que tenía una magia tanto como persona como tocando la guitarra. Allí donde se encuentre quiero que sepa que siempre lo recordaré. Su nobleza y la de su amigo me dieron un trato excelente. Le gustaba como cantaba, pero imposible sería compararme con su ídolo, Camarón de la Isla. Pasé momentos gratos de fiesta sin alcohol ni drogas. Por aquel entonces yo tenía un corazón repleto de sol y tenía encanto. No lo olvidaré. Allí donde se encuentre le deseo todas mis bendiciones.

Capplannetta y la paz

La libertad es tan necesaria que muchas veces busco la soledad para brindarme una paz que considero necesaria. Una vez que conoces la soledad no hay compañía que se iguale. Perdí mi paraíso de paz y armonía para llegar a la conclusión de que hacemos las cosas para nada. He visitado varías veces los infiernos y no ha sido plato de buen gusto. He perdido un tiempo precioso, pero si lo miro desde una óptica positiva, al sacrificarme he descubierto el amor verdadero de unos padres que me quieren. Cuando era un niño mi madre me compraba los fascículos del Libro Gordo de Petete. Con el tiempo me enteré que se vendían en todo el mundo hispanohablante. Mi madre siempre ha tratado de culturizarme con colegios de pago, clases de inglés, repaso y libros y enciclopedias que me compraba haciendo sacrificios. Mi familia, o sea, mis padres, han sido metalúrgicos. Todavía recuerdo los enfados de mi padre enseñándome a dividir. Pero a mí no me interesaba dividir, a mí lo que me interesaba era unir. Debe ser por eso que llamo a mis collages mixturas. En las mixturas está el futuro. Las mixturas son una manera más de crear miscelánea y unir para hacer mixta la fotografía en mi caso, y el asunto racial que muchos rechazan. Crear un mundo pangeista gracias a Internet y el software libre es un verdadero deleite y una quimera que no tiene porqué serlo, simplemente el hecho de mezclarse entre las personas es una virtud. No es problema. La homogeneidad de las razas es una idea fascista, racista y intolerante. Yo no creo en la superioridad de las razas. Todos somos de alguna manera una mezcla de otra raza en mayor o menor grado. Discrepo de los nacionalismos y de los pensamientos totalitarios. Creo firmemente en la posibilidad de que este mundo sea una Pangea que unida y sin prejuicios raciales puede llegar a ser un mundo mejor. La verdad, es que hay demasiada equivocación en el tema racial en según qué países. La joya de la corona es la libertad de elegir. Es lo único que podemos apreciar como Libertad, pero en lo demás estamos en torno a un cautiverio de conectividad que pagan los hijos de un Dios menor. Hijos de la derrota que se ven martirizados por la falta de libertad como pensamiento. El miedo es un lastre y la libertad se tiene que combatir sin el miedo al hecho de ser presos de nosotros mismos. Cuanto más libres somos más se recae en el ostracismo y el desprecio. También en la estigmatizada enfermedad psíquica y todo lo que eso conlleva. Ser la risa ante la realidad de los enfermos mentales no es una broma. Es aberrante comprobar que reírse de un loco es de ignorantes y personas sin escrúpulos. Se puede hacer mofa de algo que nos haga reír pero jamás reírnos de la locura, pues ante la locura está el infierno limando su puntillosa realidad.

Capplannetta condenado al ostracismo

Esas personas que presumen de amigos, de reuniones entre gente que son de la misma manera de pensar, que fanfarronean dándoselas de llevar una vida holgada socialmente amistosa, son las personas más resentidas, y a la vez prejuiciosas y necesitadas de ser aceptadas con un trasfondo hipócrita y falso. Yo no las envidio. Necesitan de un lubricante social como las drogas o el alcohol, ya que de no ser así, se vuelven incómodas y se une al hambre de la calma las ganas de beber. Necesitan estar tranquilos y eufóricos, con el aliciente del alcohol. Yo no voy a bares, no me drogo, pero psicológicamente soy un enfermo psíquico. Estas personas psíquicamente son del mismo pensamiento unánime gracias a que estigmatizan a gente como yo y eso les lleva a pagarme con ostracismo y venganza emocional. En realidad no son ni mediocres. Apostaría algo a que no tienen ni un libro en su casa, aunque sí botellas de vino, y cerveza en la nevera. Son gente tan común que son un populacho socialmente elitista en el sentido psíquico del asunto. En realidad son cobardes de la diferencia de la seudo amistad. Hay momentos en esta vida que después de haber sido generoso te pagan con resentimiento como venganza. En realidad se prodigan por las redes sociales como una élite de necios a los que no les importa que otras personas no jueguen su mismo juego de naipes marcados y guiones prescritos por estándares y castigan el libre pensamiento con presumibles maneras de reunirse y publicarlo en las redes. Sé un vulgar que no lee y serás como muchos, lee y serás como pocos. Leer un libro les supone tal esfuerzo que nunca tienen otra cosa encendida ya sea o el televisor o la música comercial que ven como un paso adelante en modernidad. Mi ostracismo es la libertad en soledad. Si me reuniera con ellos o acabaría borracho como una cuba o bostezaría tanto que me dejaría llevar siguiéndoles la razón ante mi sentido de la autoestima. Y no es un problema de ego, es una distinta manera de pensar. Pensando como ellos sería un perfecto imbecil sin personalidad y fuera del colectivo por un ostracismo que les incomoda y los lleva a reírse, incluso a burlar como cabezas cerriles que encuentran su mimetismo de pensamiento en decir chorradas y delirar con el vino que toman como ansiosos de paraísos artificiales. Una reunión de verdad es camaradería liberadora.