Capplannetta acerca de una entrevista

Pienso, de veras lo pienso, que no se pueden perder la entrevista a Óscar Arturo Hernández Mañas. Es un enfermo de esquizofrenia paranoide. Hace años le hice una entrevista que pueden leer más abajo de este post. Yo conocí sus escritos en el blog Cuaderno de un esquizofrénico, que después abandonó para convertirlo en un libro de 700 páginas. Por aquel entonces yo estaba casado, leía el blog/cuaderno de manera esporádica y era entonces un breve resumen diario de su estado anímico y al final relataba la medicación que tomaba. Yo por razones que no diré no publiqué la entrevista. Lo hice en una web, pero apenas tuvo repercusión. Noté en seguida que Óscar no era un enfermo mental cualquiera. Tenía estudios superiores, eso se notaba en su forma de expresarse. Nacido en el año 1969, cuenta en el libro, que tras un viaje a Londres empezó a tener los brotes albinegros. Como una cebra. Imposible de montar, salvaje e indómita, pero con el miedo cerca siempre en cuarentena permanente. Les aconsejo lean la entrevista. Se reitera bastante en que lo que perjudica a un enfermo mental, sea este del diagnóstico que sea, es el estigma social y administrativo. Él, como cualquier enfermo mental, se analiza, nos cuenta tragedias y dramas que ponen la piel de gallina. Pero lo que más llama la atención, es la normalidad y sinceridad para contar en un diario, o cuaderno, los pormenores de una enfermedad en la que recalca como enemiga la soledad. La soledad tan sobrecogedora que padecemos los enfermos psiquiátricos. Al mismo tiempo que habla de su enfermedad, nos habla de los efectos secundarios. Es todo un alegato luchador contra el estigma. El estigma que proviene desde el desconocimiento y la ignorancia. Lean la entrevista, y si quieren compren su libro en Amazon. Verán las vicisitudes de una manera de vivir que no es de ninguna forma envidiable. La mente es una incógnita dentro del tupido velo que la envuelve. Nos habla que en la soledad es donde más enraizada la enfermedad le aparece. Yo creo que es cuestión de acostumbrarse. Pero cada cual lleva su piedra que portea con mayor o menor dificultad. Lo más duro es la estigmatización. No es como otras enfermedades que sí han tenido la solidaridad de la gente. Es algo que no se puede evitar, ya que pagan justos por pecadores.

Capplannetta el valiente

No me queda otra razón para seguir vivo que afrontar la vida cara a cara. El miedo que tengo no es a la gente, ni tampoco a los espacios abiertos. Mi miedo comienza desde las raíces de mis pensamientos. Me tengo miedo. Yo, que antes no temía nada ni a nadie, me he convertido en un ser medroso. No es culpa de nadie. He sido yo el que le ha visto la boca al lobo golpe a golpe. Yo he viajado tres o cuatro veces solo a Perú. Me fui al Festival Doctor Music dos años consecutivos y más solo que la una. He estado con gente a la que no conocía y me he comportado de manera extrovertida y alegre. Me fui a los San Fermines solo. Y he hecho trayectos en automóvil solo y drogado hasta las trancas. Pero ahora no salgo de casa. Gente que me conoce opina sobre mí que soy mi peor enemigo, y tienen razón. Me causo mis propias derrotas, mis cobardes fracasos, tan solo por el miedo que tengo a enfrentarme a según que cosas. Tengo que enfrentarme al miedo. No soy hombre de bares. Pues los dueños (algunos) de un bar defienden y dan la razón a todo aquel que gasta más dinero. Dejé hace tiempo de ir a bares. También evito según qué gente tóxica. La libertad, ¿dónde está esa mítica leyenda que está suscrita y que tan pocas veces sale de su concha como una perla? ¿Libres de qué? La libertad es una utopía que muchos saben que existe pero se encuentra o no se encuentra. Es una quimera. Se sabe que existe pero está mitificada. Las tres máximas francesas son igualdad, fraternidad y Libertad. Pero son palabras, hay mucho de contradictorio entre esas máximas. Pues hemos comprobado que son palabras huecas, vacías. Parecen una broma pesada.