
Mientras algunos piensan que estoy en el mundo porque debe de haber de todo. Mientras que otros rehuyan de mi presencia. Mientras tanto vivo. Vivo y no vivo. Yo me pregunto por mi paso por este mundo. Qué hace una extraña criatura como yo en este mundo tan puñetero. Los hay que están peor. Pero yo creo que la vida nos aboca hacia desánimos y desilusiones. Mi mundo es sencillo, y no es falsa modestia, es la realidad. Mi paso por este mundo me ha hecho entender la vida desde dos perspectivas. Unos dirán que me repito. Otros bostezarán de aburrimiento. Otros ni pinchan ni cortan. Pero yo en el mundo no voy a hacer gran cosa. Este mundo es una calamidad. Mientras que unos comen tres veces a diario, otros no prueban bocado. Pero eso es muy antiguo. Tan antiguo es como la moneda, y por ende, el capitalismo. El gran capital es una pirámide maldita que no tiene conmiseración con nadie. Hay gente en nuestras “civilizaciones modernas” que pasan hambre y se callan. Se callan porque estamos empeñados en aparentar. Este mundo mezquino, precario, y absolutamente injusto, es sin duda un mundo que imposible es vivir en él. Entre la comunicación nefasta, entre tantos intereses en juego, entre tanto rico sin alma ni corazón, en fin, lo mismo de siempre. Para apaliar el hambre unos piden por las casas, otros se buscan la vida, pero las cárceles están repletas de injusticia y pozos convertidos en celdas (chabolos) donde no hay una paz como la que se vive en casa. Es una cárcel dentro de otra cárcel. Es algo serio la cárcel que me puedo pegar yo a la condena que padecen políticos y gente de las altas esferas. La reinserción es un capítulo vacío.