Capplannetta y los bien aventurados

Ustedes, que manejan la cordura, que sois hombres y mujeres listos, rápidos y respetados. Que conocéis el destino de los desgraciados. Que veis desde lejos la locura de un señor. Ustedes, que comprendéis las dos caras de una moneda, las dos caras de un calcetín, ustedes, que comprendéis la lógica de un código HTML. Vosotros, que veis los toros desde la barrera, que chamulláis cuando la tarde es homogénea. Los influyentes, los bien destinados, la élite. Ustedes, que conocéis de antemano el destino de los que cogen el atajo más largo. Ustedes, que no tenéis malas ideas, que conocéis el calvario, las espinas y el pensamiento. Ustedes son los jefes de la manada. Vosotros que conocéis el amor de cerca, tan de cerca piel con piel. Ustedes, que vais al psicólogo y al psiquiatra por depresión nerviosa. Vosotros, los que saben lo que vale un peine. Ya estoy colmado de sed. Siento húmedo tu sexo, puedo y no quiero, quiero y no puedo, estoy condenado a la solitaria verdad que tantos intuyen. Mis párpados son morados de llorar sin saber llorar, siempre hacia adentro, siempre tropiezo con la desdicha de no tenerte. ¿Amigos? Pocos pero leales, ellos me perdonan la locura. Yo soy un figurante en este film donde el protagonista me queda tan lejos… No, no quiero ofenderte, pero una larva testaruda me roe por dentro. Dime algo que no sepa, pues ya no me sorprende nada. Yo me tengo que conformar, aunque me rehuyas, aunque tiembles al verme, aunque no quieras mi presencia. Pero como un reloj de cuco te abro el corazón y no sé qué más entregarte. Quisiera amar como se aman los jóvenes. No hubo un lugar más verdadero que lo que recuerdo. El pasado es un olvido sin raíces.

Capplannetta y los miserables

Lejos de la gran novela de Víctor Hugo de la que no hago alusiones en este post, está la parte distinta en la que para mí los miserables son aquellos que no pueden hablar entre ellos si no es para hablar de los demás. Estos especímenes critican y critican, no pueden parar de juzgar a todo aquello que no oye. Normalmente son gente mezquina e ignorante, pero lo que más son es envidiosos. La envidia es perjudicial cuando se trata de señalar los defectos y las actitudes de otros. El usar como “cabeza de turco” a alguien en especial y aún así se complacen con criticarle no es más que la punta del iceberg. Existe envidia, pero también una obsesión contra aquello que no puede o no quiere defenderse debido a que no comprende bien la causa de su obsesión totalmente ajena. Un hombre y una mujer que van a la suya es algo que debiera hacer todo el mundo. Mejor nos iría. Pero cuando se escoge un “cabeza de turco” o una persona concreta la obsesión permanece o por un momento se corta la animadversión y la conjura contra seres que tienen las de perder siendo puro agravio, ya no solo miserable, también cobarde e invasor. Es un tópico decir “la Libertad empieza donde termina la de otros”, pero también se puede atribuir esta falta de libertad al criticar la paz de los vulnerables, aquellos que no pueden defenderse por su naturaleza a la que nunca se la tiene en cuenta. Mejor es estar callado y tratar de ser buena gente sin causar aspectos negativos a tus semejantes. Vive y deja vivir, otro tópico que no se lleva a cabo. La verdadera paz de los hombres empieza con dejar vivir. La impertinencia es algo habitual.