Capplannetta sin remedio

Sin remedio tengo que ser Capplannetta, mi cerebro está fermentando. Mis ilusiones van a soterrado. Estoy enfermo de melancolía. Sin embargo, todavía no pierdo la esperanza. Estoy con ganas de todo aparentando nada. Mi cerebro es un ejemplar de la vida de vértigo y desasosiego. Si me preguntaran que debo hacer para remediar este asunto, yo les constestaría: —nacer de nuevo. No, no tengo remedio. No sé si ponerme a dieta u ocupar el giro de los relojes de imitación. No soy orgulloso, tampoco un bocazas. Escribo en negro sobre blanco la calamidad con mis defectos. Un día, cualquier día, me costará vivir en este mundo tan repleto de intereses. Cuando vaya al psiquiatra le diré pormenorizadamente la asociación de ideas que me llevan al abismo y las digo sin tener vergüenza del ridículo. Todavía no soy consciente de muchas cosas. Pero tarde o temprano dejaré mi cárcel elegida. Algún día Capplannetta, algún día, sacarás la bilis y los pensamientos podridos y volverás a ser tú. Ahora estoy en cuarentena. En un repaso que depende de los demás. Escribo porque me conozco y lo demuestro, no hay que demostrar nada, pero existen muchos que no ven más allá de sus narices. A mis amigos los conozco bien.

Deja un comentario