Capplannetta anhela amor

Volver a ser joven, tantos puretas se han dejado la vida entre canijas verdades sin dueño…hay un aliento incauto para los hombres que ingenuamente parten hacia la aventura…la aventura de vivir, el idilio del amor, la cuestión porqué existir deja aquello que sin voz…un día yo monté al caballo bonachón y me pregunté ¿es digno vivir pidiendo limosnas al corazón? Hay calamidades al fin de cada historia del amor, hay un sesgo que nutre el fingir pues la vida es pura ilusión. Corazones yo amé, de los besos guardo doliente voz, es de patanes presumir las mujeres que nones son y otras que a pares no lo son, hay mujeres por las que existir sin regomello ni parangón…las cuestiones del sentir en el silencio que sirve para trasmitir un consuelo pues existe tanto dolor clavado en ti, como un recuerdo afín a la pose de beber la maldición al prescindir del color, cuando te abras al amor te entregarás al momento, se entregará toda entera la pasión y en la calle hay un perdón donde esperan mil promesas cantadas con el ritmo del tambor, una música empieza en ese momento del instante, a cada una suplicaste la flor impregnada de ternura para dos.

Capplannetta loco

Al mundo le importa poco que cada cual con su manera y su naturaleza se vuelvan locos. Porque el que está loco es el que hace más énfasis en la belleza creativa. Al parecer un loco es alguien que sueña despierto, un loco crea castillos en el aire sin pretenderlo. La razón es para hombres selectos. La locura es borrar para volver a reaprenderlo. Porque ¿qué es si no una otra manera de vivir? Ya no hay sanitarios como los de antes. Nietzsche murió de megalomanía. Paul Celan se tiró al Sena. Hemingway se pegó un tiro. Reinaldo Arenas tomó barbitúricos. No es mi deseo enumerar cuántos hay. Un loco tiene una cosa que no tiene el cuerdo, y es la melancomedia. Un loco es un hombre solo. Las mujeres le temen, la familia se cansa, y los amigos se alejan. No hay nadie que en conexión con la tierra, el sol y la luna haya perdido la batalla del amor. Un loco debe protegerse de tres ámbitos que lo juzgan. Uno es otro loco, después se ríe el ignorante, y en último lugar las personas tóxicas. Un lugar frecuente morada para los locos es la soledad seca.

Capplannetta y la realidad de los locos

Nadie de los realmente “cuerdos” imagina lo lento que es un tratamiento psiquiátrico. La parsimonia de los domingos se enciende como un cirio infinito y cansa tanto morir cada día… morir, lo que se dice morir, es nada más un poco. Cuando te vuelves un inútil para la comunicación tu única salida es la de escribir y escribir por el vertiginoso nudo de la soga que te aprieta. Pero no mata. A pesar de llevar una soga en el cuello no aprieta lo suficiente. El patíbulo está repleto de seres vengativos. Tú sólo has cometido el delito del derecho de nacer. Naciste sano, pero el destino hizo un trabajo de retorno a aprender aquello que no sabías, aunque no podrás quitártelo de la cabeza durante toda tu vida. Los locos morimos cada día, caes a la cama exhausto. Y te preguntas si tanta realidad es origen de tu paranoia, o es real como la vida misma. Los médicos te medican, caes en una espiral del centro hacia afuera y de afuera hacia adentro. Te señalarán, te partirán el corazón, pero tú debes ir dejándote llevar. Por la lentitud, por la prisa vegetal, por la parsimonia que te hace torpe y confundido. Escribes y escribes, y ese no es el problema. El problema es la incapacidad para comunicarte verbalmente. Vas hilvanando palabras tras palabras, como filas de hormigas en verano. Están todas abasteciéndose para el crudo invierno. La cigarra canta y canta. Pero en tu paciencia se basa la gran verdad de tu naturaleza. Una naturaleza distinta pero con similitud y confabulada entre la gente que conoces. Pienso que la gente es buena. A veces pueden tomarte por cretino y otras por alguien brillante. Pero la lentitud de medicarse, te hace llevar una vida dependiente de la sustancia de la esperanza. Una esperanza vacía.