Capplannetta y el camionero

Tengo un amigo que lleva un tráiler propiedad de la empresa donde trabaja. Hablamos a menudo, y me dice por dónde va, me envía fotos y vídeos de las rutas por donde pasa. Hablamos de temas variados. Es un hombre noble e inteligente y me cuenta cosas que ha visto conduciendo ese terrible monstruo de carretera. La noche de un camionero es solitaria,y aunque tenga la radio y se pare en distintos lugares a comer o a repostar, siempre me cuenta algo interesante. Yo soy un animal nocturno, y él por su trabajo también lo es. La carretera tiene todo tipo de inclemencias. Si no es una tormenta, es una caravana, si no una caravana un accidente de un compañero. Los camioneros están muy solos. Deberíamos agradecer el trabajo que ejercen, pues gracias a ellos tenemos abastecimiento en los mercados, paquetes con fecha de entrega, etcétera. Me cuenta: —Tengo un termo con café y me bebo el termo cada noche. No lo cargo demasiado porque necesito dormir. Y yo le digo: —No sabes cómo te entiendo. La noche en invierno es larga, en verano quizá menos, pero en invierno es larga como las rutas que lleva de polígonos a almacenes. Lo mismo hablamos de nuestra adolescencia u otras veces hablamos de cualquier otra cosa. Empieza a trabajar temprano, y toda la noche con la “rosca” bajo control. Es un gato viejo y sabe que lo mejor para pasar la noche es el café y un poco de tabaco. Nada de estupefacientes. Los controles policiales están en los sitios màs inesperados. Este escrito es un breve homenaje hacia todos esos camioneros, o como ellos lo llaman, chóferes. Es de agradecer la noche tan larga y con la precaución de no dormirse al volante y respetar el tacófrago.

Deja un comentario