
Al alba hay un inamovible caminar que no avanza ni avanzará, sólo los locos corren atrás y la multitud les dará esperanzas entre la vacuidad y la velocidad, y no hay retorno, pues sólo nos queda esperar, esperar y un largo caminar entre olas imponentes que tragan la casa de cristal. Solamente se admite la esperanza y la voluntad, con clavos de oxidada contrariedad sólo nos queda esperar, esperar y sin mirar atrás, no quieras ser estatua de sal, ni porvenir que está por llegar, trabaja la espera, y aunque te hundas hasta el pecho el lodazal solamente te queda esperar, esperar y nada más, te espera la muerte que te encontrará, otros se marchan para encontrar la paz y esa paz será artificial, pues la paz nos hará esperar, esperar de adelante hacia atrás, desde la carne hacia la viva cal, desde la enfermedad a la mortandad. Nos creemos en paz con libertad, y el hecho de ser inmortal y pierdes el tiempo, chaval; pues la esperanza es esperar, esperar y esperar sin alas ni cielo, con pan tendrás que migar, y si careces de amistad acurrúcate en la soledad, acomódate a la esperanza detrás de tu sueño grande que se hará menguante como los niños que nacerán, neonatos de inocencia y fragilidad, para algunos sólo les queda esperar y esperar, para otros nacidos para amar se romperán sus esperanzas detrás de los amores que se van. Y solamente hay que esperar, en la antesala del Dios dirá, una vez, doscientas o un millar, la antesala es espera y la vida un bulevar con el trasiego en el deambular de esta infancia hecha pedazos cuando venga la orfandad.