Capplannetta pide ayuda

Pedir ayuda no es un asunto baladí, muchos perdieron el norte en la deriva de los alejados te quiero. Ayúdame para ayudarte. Ayúdame y yo te ayudaré con alegría, con fantasía, con versos escritos con sangre. Te pido, poca cosa te pido. No pretendas encontrarme a mí entre la violencia de un ferrocarril. Necesito ayuda. A todas puertas llamo. Me marcaron en la frente con el signo de Caín. Ayúdame para ayudarte y seré amor y armonía. Seré cuidadoso en tu trato. Ya los algodones ennegrecieron. No pido disculpas cuando te hice daño, solamente pido que me ayudes con la paz que ocultan el latido esmirriado. Ayúdame a encontrarte, ayúdame a ser feliz, no quiero hacerte daño. Pero aprender a amar cumple con propósitos de que también el desamor se hace añicos como cristales. Es el sueño del alba el que te preocupa, pero en el horizonte mar y cielo están unidos para siempre. La lluvia es el resultado que riega a la tierra sembrada. Algo aprendí del campesino y es el temor a la tormenta en el huerto y los vergeles. Patíbulo, azotes, miedo. Ayúdame a llevar este momento de flores que me diste. Las flores pueden abrir fragancias de noches perdidas. Rutina de pensamientos amontonados en la basura. Los contemplamos con similar sueño. Queremos cruzar las fronteras sin autoridad y liberados paseos de risa, con su música más bella es mantener un oído directo al corazón conexo. Ayúdame para ayudarte. Ayúdame para encontrar tesoros que todavía no conoce nadie. Aullido de lobos son los poemas más fríos, pero con sangre caliente se amará a la rosa. Rosa con espinas. Patria de los hombres buenos. Mujeres y hombres preparados para la infinita alegría, dense prisa. La estamos necesitando. No somos niños inocentes, somos el amor hermoso.

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