
Este debería ser un post idílico y lo será. Debo decir que un idilio amoroso es la verdadera felicidad. Sé que me contradigo en otras publicaciones, pero hoy me levanté optimista. Vaya novedad. El amor cuando es recíproco es una verdadera delicia. Yo aspiro a amar y ser amado. Es mejor amar y después perder, que nunca ser amado. El amor te hace encontrar una paz que, como dice mi tío, se debe compartir todo, y eso es bonito. Resulta bello amar cuando hay una auténtica complicidad en ambos. Yo me casé por amor, pero no creo que vuelva a cometer esa locura. Se puede amar y ser amado sin casarse ni siquiera siendo pareja de hecho. Porque está la pareja de hecho, y contrariamente está la pareja de provecho. Esto no quiere decir que sea una relación interesada. Pero lo provechoso del amor hermoso es compartir, a veces discutir, como en todas las parejas, pero cuando la relación se vuelve un infierno es mejor partir la baraja. Yo he amado, y en algunas ocasiones he sido amado. Pero siempre recordaré aquellos guiños que me hizo el desamor como algo para aprenderlo. Soy positivo al respecto. De las cosas buenas se sacan satisfacciones, pero de las malas experiencias. Experiencias que pueden ser un recuerdo, como un fuego fatuo. Ya lo dijo Don Manuel de Falla: Así como el fuego fatuo lo mismito es el querer. Pero existe el amor que perdura. El que te demuestra y enseña el sol que ilumina tu camino. Ese sol puede ser un reflejo, pero cuando es amor hermoso, es una delicia en la que vale la pena el esfuerzo, el respeto y sobre todo, el hecho de amarse. El amor es bonito, y se debe cuidar si verdadero resulta.