Capplannetta y el amor hermoso

Este debería ser un post idílico y lo será. Debo decir que un idilio amoroso es la verdadera felicidad. Sé que me contradigo en otras publicaciones, pero hoy me levanté optimista. Vaya novedad. El amor cuando es recíproco es una verdadera delicia. Yo aspiro a amar y ser amado. Es mejor amar y después perder, que nunca ser amado. El amor te hace encontrar una paz que, como dice mi tío, se debe compartir todo, y eso es bonito. Resulta bello amar cuando hay una auténtica complicidad en ambos. Yo me casé por amor, pero no creo que vuelva a cometer esa locura. Se puede amar y ser amado sin casarse ni siquiera siendo pareja de hecho. Porque está la pareja de hecho, y contrariamente está la pareja de provecho. Esto no quiere decir que sea una relación interesada. Pero lo provechoso del amor hermoso es compartir, a veces discutir, como en todas las parejas, pero cuando la relación se vuelve un infierno es mejor partir la baraja. Yo he amado, y en algunas ocasiones he sido amado. Pero siempre recordaré aquellos guiños que me hizo el desamor como algo para aprenderlo. Soy positivo al respecto. De las cosas buenas se sacan satisfacciones, pero de las malas experiencias. Experiencias que pueden ser un recuerdo, como un fuego fatuo. Ya lo dijo Don Manuel de Falla: Así como el fuego fatuo lo mismito es el querer. Pero existe el amor que perdura. El que te demuestra y enseña el sol que ilumina tu camino. Ese sol puede ser un reflejo, pero cuando es amor hermoso, es una delicia en la que vale la pena el esfuerzo, el respeto y sobre todo, el hecho de amarse. El amor es bonito, y se debe cuidar si verdadero resulta.

 

Capplannetta orgulloso

Si de algo en esta vida estoy orgulloso es de mi familia y de las cosas que escribo. A veces con mejor acierto, y otras, con peor suerte. Verso a verso, frase a frase, voy hilvanando escritos sobre mi vida y a veces sobre la vida de otros. Si yo no escribiera poesía o cualquier tipo de texto estaría perdido entre mis derrotas e ilusiones. No me considero ni aficionado ni tampoco profesional. Cuando empecé entre los años 1995-1996 jamás pensé que progresivamente iría mejorando. Aunque sí les soy sincero, he aprendido mucho del señor de Bidaxune. Yo sobre Juan A. Herdi diría que cuando haga su debut como el de publicar un libro dejará a mucha gente boquiabierta. Es paciente, es calculador, es un animal poseído por la literatura. Se dice aquello de escribir por amor al arte, pero más que por amor al arte, yo diría que escribo por prescripción médica. Según los doctores es lo único que me puede salvar de mi estado de alucinación y paranoia. Aunque yo no diría que la cosa baila entre esos dos términos, ya que es un doble eufemismo. Tal vez involuntario, quizá como un tic que se apodera de ti, pero te vuelcas primero, luego te entregas al discurso, y cuando ya llevas unas doscientas palabras escritas estás poseído. Poseído por la escritura, o por la lectura, o por cualquier tipo de disciplina artística. Hoy hablaba con una amiga sobre el miedo a la página en blanco. Y yo en ese aspecto diré que todo es pura sugestión, tanto en la inspiración como en el enfrentamiento con las ideas como flores muertas. Lo que sí me da miedo es perder mis ganas de escribir. Escribir por publicar te lleva al fracaso, ya que es importante corregir rigurosamente.