Capplannetta desde el pozo

Ha quedado claro hace tiempo ya que estoy solo. Llamo a mi madre, no me oye, llamo a mi padre, tampoco, llamo a mi hermana, llamo a mi hermano. Y nada. Todos tienen una vida alejada de la mía. No sé ni cómo ni cuándo me metí en este pozo del que nada bueno sale. Los amigos, son gente corriente, gente especialista en el consumo de risas y algarabía. Llamo y llamo, y nadie me escucha. Volvamos a empezar, demasiado tarde, contesta la voz de la conciencia. Hagamos algo para morirnos de la risa, ya no tienes gracia. Repitamos la primavera de antaño, ya eres demasiado viejo. Evoco a Reinaldo Arenas y me digo: -Todos sufrimos la angustia del largo equinoccio de invierno. Llamo y llamo desde el pozo. Me invento una nueva manera de vivir y de morir. Ando toda la casa, de la cocina a la alcoba. Cuando era un hombre casado estaba realmente solo. Se acerca mi madre al pozo y me dice que no estoy solo, que existe una conexión HDMI en la que puedo ver cine, soñar y reírme. Pero eso tendrá que ser en el pozo. De allí no puedes salir. Gritar es fallido tanto griterío. Me siento inútil, más inútil que el diario repetido de la noche. Hay otros mundos para gente como yo, ambos mundos desplegadlos como un mapa mundi. Tengo la soledad del cosmonauta. Soy un hombre solo que ve un supernova azulada en las galaxias. ¿Por qué no nos proponemos ser como la vida nos mastica y nos traga? Yo no he hecho nada a nadie, sin embargo este pozo es ahora mi propiedad privada. La única que tendrás mientras no resuelvas el galimatías en el que te has metido. Prefiero paz antes que encierro.

Capplannetta y Don Francisco Umbral

Después de haber visto el documental Anatomía de un dandy sobre la vida de Francisco Umbral, me quedo parado en el momento en que se habla de su libro Mortal y Rosa, que nos habla de su episodio cuando su hijo fallece y me da cierta lástima, ya que un niño tan precioso y lo que se deduce de la felicidad de su padre, aquel que tenga corazón que tenga pena, porque muy poca sensibilidad debe tener aquel que no se emocione tras la muerte del pequeño y la gran pena de sus padres. Hago esta parada en esta sección del documental ya que yo de niño fui testigo de lo que puede llegar a ocurrir cuando en cualquier persona se le cruza el maldito cáncer. No importa la edad, pero en los niños, qué dolor tan inmenso debieron sentir sus padres. Cuando yo era niño me diagnosticaron una simple anemia, todos sabemos a lo que conduce. Si no lo saben se lo diré, conduce hacia la leucemia, es decir, cáncer en la sangre. No tengo hijos de momento. Pero yo cuando iba a las consultas de la doctora Abadía veía niños de mi corta edad sin pelo y con juguetes caros. Yo le preguntaba a mi madre qué les pasaba a esos niños, mi madre siempre me contestaba con evasivas. Quizá para protegerme de lo dura que puede ser la vida en ocasiones. Porque esos niños, esas criaturas encerradas en un hospital, con su cabeza sin pelo. Niños, niños, niños. Ahora a estas alturas comprendo las pocas explicaciones sobre el asunto. Yo me curé de la anemia, pero ¿y esos niños? ¿Qué habrá sido de ellos? Me solidaricé con el maestro Francisco Umbral. En el documental pude ver la fotografía de la gran tristeza que sufrió y que llevó en toda su vida como una condena pues perder un hijo es un dolor indescriptible. Ahora estamos lamentando la muerte de la escritora Almudena Grandes, y pienso en Luis, en sus hijos. Debo decir que lo siento, lo siento por todos. Tengo sobrinos pequeños y me horroriza que pasen por ese amargo trago. No damos importancia a la vida hasta que nos arrancan la alegría, y llamemos tragedia, desgarro profundo, dolor infinito, lo siento, por aquellos a los que se llevó la parca, por los niños inocentes, por las personas válidas que he conocido. Tiene razón la viuda de Francisco Umbral cuando parafrasea los versos de Lorca, aquello de que la vida no es buena ni sagrada. Quisiera dar este homenaje en estas palabras que pesan. No por lo que supone la muerte de un adulto, que también, sino por la muerte que segará la vitalidad de aquellos niños en la sala de espera de la doctora Abadía. Este mundo se entiende desde el interior del alma, y en tanto debe ser interior, porque exterior el consuelo de los demás puede no ser suficiente. Tampoco creo que no deje a nadie indiferente, tengan Salud. 

Capplannetta y el destino

Vivo en un barrio de matrimonios mixtos y gente buena por doquier. El destino ha querido que venga aquí. En mi barrio hay africanos, árabes, emigrantes del sur de España, gitanos españoles y rumanos. También hay chinos. Para hablar de algo tienes que conocerlo. La gente no conoce y habla de una cosa u otra sin tener ni idea. La experiencia es un grado, dicen por ahí. Yo quiero vivir aquí hasta que mis padres sean ancianos, después de eso ya veré si me los traigo o me voy al barrio donde ellos han vivido casi toda su vida. La mala fama de este barrio mío que es Torre-Romeu es de gente o que ignora o mal interpreta lo que es un barrio de diversidad racial. Si Dios quiso que viniera aquí, será aquí donde debo vivir. Este barrio es un lugar alegre donde reina la armonía, y no lo digo porque sí, lo he vivido. En este mundo hay personas buenas y personas malas. Pero la variedad cultural también implica respeto y conocimiento. Es un error el que critiquen a un barrio sin conocer su vida diaria. Si les soy sincero, hay una cosa que no me gusta del barrio, y es que lo tengan como barrio marginal, es un barrio que se ha hecho a sí mismo, y como diría Rubèn Blades: el que habla mal de mi barrio me cae mal. Es hermoso ver las carrozas de caballos, tanto en las bodas gitanas como en el paseo de gente que tiene caballos con carruajes. Más adelante seguiré hablando de mi barrio. En post futuros irán comprendiendo que el destino es a veces desde un azar mejor ordenador que en el intento de forzar las naturalezas indómitas. Lean a poetas como Noelia Cortés en su poemario Del mar y la muerte, poeta gitana que tiene mucho que decir. Si quieren escuchar buen flamenco les recomiendo a Jesús Méndez, gitano de Jerez. Recordando los versos de Lorca dedicados a Jerez Oh! Ciudad de los gitanos, ¿quién te ve y no te recuerda? Lo que quiero decir con esta coletilla que no es el hecho que las etnias sean distintas unas con otras, en la variedad está el gusto. Yo, que soy de Sabadell soy admirador de Duquende, como dijo Camarón En el cante y el toque gitano es mi fuente de beber. Como sentenció La Perla de Cádiz: Tronio Gitano es Barcelona. Y ella no se equivocaba,