Capplannetta y la cultura con mano dura

Al parecer he cometido un delito. El delito es escribir, leer y mixturar. La verdad es que los periódicos y los críticos me han encerrado en el calabozo del ostracismo. Llevo unos años en el que me habré leído de tres a cinco libros en cada año. Lo único que me gusta es soñar. Mis amigos de antaño creen que sea parte de mi locura el que yo escriba o lea. La verdad es que he tenido amigos que no saben ni leer ni escribir. Ahora yo me pregunto, ¿caigo en el despropósito del intrusismo? Hace años, Truman Capote, en una reunión de amigos dijo que sentía escalofríos de lo tonto que era Marlon Brando. Y yo lector de Truman Capote, y admirador de Marlon Brando le hubiese dicho que de ninguna manera. Marlon Brando junto a Orson Welles son los dos en su trabajo lo mejor que ha dado Estados Unidos. De Truman puedo decir que de cocaína y unos tragos de güisqui puede decir mayores tonterías que Marlon. Esto viene al caso de que interpretar resulta más fácil que escribir, ya que el actor es un fingidor, al igual que el poeta, según añadiría Pessoa. Un amigo culto y un gran devorador de literatura es lo único que tengo en mi entorno referente al gran nivel de estudios. Existe cierta inercia entre la gente con estudios, ya que son una élite, y los que leemos, escuchamos y consumimos cultura por que así hemos querido somos extrañas criaturas. Hay mucho nepotismo, la mayoría de ellos son falsos cultos. Recuerdo que Roberto Bolaño pasó años y lustros hasta que le publicaran las grandes editoriales. Empezó con Anagrama, después ha ido publicando su obra a gusto de su viuda. La Editorial Seix Barral ha publicado también a Bolaño. Bolaño fue el que recomendó a Pedro Lemebel para Seix ,Barral. En Anagrama está Alejandro Zambra, novelista también brillante y un gran crítico. Lo mismo ocurrió con Enrique Vila-Matas. El camino es largo pero el éxito es efímero y no sabe a nada, es insípido. Yo tengo que decir algo al respecto. Yo estoy en una editorial pequeña,  su director, poeta y dueño que es Pablo Méndez, de ediciones Vitruvio, yo, por el hecho de que estoy con Vitruvio tengo que serle fiel a Pablo en el ámbito de editar. Pablo, por ejemplo, es una persona íntegra, buena gente, un chico que no es pesetero.

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