
Recuerdo que entre mis cintas de Heavy Metal tenía cassettes de Los Chichos, Los Chunguitos, Los Chavis, El Junco, hasta que descubrí con catorce años a Camarón de la Isla. Me compré la cassette en un restaurante de paso a la altura de Albacete. Mi padre se puso muy contento de que empezara a escuchar flamenco del puro. Después anduve escuchando a Manolo Caracol, Tijeritas, El Turronero, y algo después Triana, que no es flamenco, pero es rock andaluz que tras mi incursión en el Heavy se entendía esa vena andaluza y rockera. Mi padre me compraba las cassettes. Después con el tiempo fui escuchando a Ketama, Lole y Manuel, Pata Negra, y el flamenco con la solera del vino de Jerez. También me interesé por el flamenco trianero. Aunque más tarde, por las olimpiadas de Barcelona en 1992, escuché mucha rumba catalana. Debo decir que al tener yo voz cantaba todo lo que a mis oídos llegaba. La Perla de Cádiz, La Paquera de Jerez, Porrina de Badajoz, El Duquende, La Niña de los Peines, los hermanos Pavón, y muchos flamencos más. Yo cito ahora los que me voy acordando, pero era como pasar de un poemario a otro distinto. Descubrí a Inés Bacan, y su hermano Pedro al toque. Después fui encontrando Los Chorbos y otros más. No quiero citar más, pero yo he sido un gran aficionado al flamenco gracias a mi padre.
El flamenco es patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO. Pero mi padre que es un amante del cante jondo antiguo es sabedor que los palos del flamenco para un cantaor debe quedarle claro que tiene que cantar desde zambras, hasta bulerías y fandangos y soleares que cada uno tiene su impronta que lo difiere del lugar que de Andalucía sea el cantaor o guitarrista. Por Granada se baila una danza que es el zorongo gitano, llevado a la fama y a la popularidad por Lorca. Enrique Morente ha sido otro innovador del flamenco. Y sus tres hijos han visto y aprendido bien la manera de utilizar influencias que funcionen bien con el flamenco. Un flamenco de verdad puede ser payo o gitano. Es el sur donde se encuentra el Duende. Desde el Sacromonte a las marismas de Cadiz. En principio el flamenco con más fundamento es con el ángel gitano. Los gitanos llaman a los cantaores con dotes que tienen hondura. El mejor flamenco está desde en Bilbao hasta en Nueva York. Desde Tokyo hasta el mirador de San Nicolás, desde el Barrio de Gracia hasta Las Tres Mil. Es sin duda una música global. Como la comida.