
He leído demasiadas veces en bicicleta, ya que soy Capplannetta, tengo la credibilidad de los que viven con el agua al cuello. Pero no me puedo quejar, he corrido, he ido a nado y ahora voy en bicicleta. El triatlón de un anfibio cautivo del vademécum. No suplico una lágrima, quiero tu sonrisa, y si te encuentro triste te ayudaré con mi edulcorada alegría. Recorro puntos como rutas desde Sabadell a Constantinopla. Me gustan los paisajes que no veo, me caen bien las personas que no conozco, desconfío del aliento de los abogados. Soy amigo de burócratas que exigen revolución, soy amigo de las flores de Oriente y tengo una costilla rota o herida desde que traté de conocer el resultado de la gran verdad del mundo. ¿Para qué quieres ser amigo del ilustre parnaso de poetas engreídos? Si a ti sólo te consuela tu poesía fugitiva. Me voy, me recorro el barrio en bicicleta, porque yo soy Capplannetta, un capgrós en pijama, un capgrós sense planeta. Ustedes inténtenlo, pues no hay nada mejor que leer en bicicleta. Remover conciencias, sacrificar un verso por no hacerle daño a una mujer. Huir de las lindes y de todas las fronteras, epitafios amontonados en el lugar de siempre. Yo quiero ser enterrado en un oquedal, en la profundidad de un Dios con angustia existencial. Quiero ir en bicicleta y pasearme por los carriles-bici de ciudades peatonales. Pedaleo y pedaleo, algunos se han cagado en los calzoncillos subiendo por los puertos de montaña. Prefiero ir en bicicleta y bajar cuestas sin esfuerzo, cuando una cuesta arriba requiere plato pequeño sudo la lipotimia de las rutas en ayunas. Soy postmoderno y soy primitivo, lo que no soy es tardío, nací en un tiempo preciso. Trato de no molestarte, vecino.