Capplannetta corrigiendo pruebas

Cibernética esperanza es el título de mi novela poética y será la segunda edición. Estoy muy contento por cómo va a quedar. En ella mezclo narrativa, ensayo y poesía. El viernes me enviaron las pruebas y ayer domingo por la noche, tras haberla repasado por dos veces, le envié a mi editor el manuscrito detallándole los errores, tanto míos como los del diagramado. El diseño es sencillo, y lo que más me gusta es que ha respetado la continuidad y está muy bien equilibrada la edición. Son unas trescientas páginas donde el lector podrá leerla con comodidad. Dispone de cuatro secciones sin contar el prefacio. Aunque combina bien poesía y prosa, la novela está cimentada desde Internet y hablo de otros temas. Es muy actual, muy fresca. Es a veces triste pero tiene chispazos de alegría. He seguido los métodos tradicionales de la novela, exposición, nudo y desenlace. Pero tengo que decir que fragmentos que hay escritos en prosa siguen el mismo patrón que en la novela. También hay que decir que he incluido poesía narrativa en verso. Yo no sé si venderá, pero me lo estoy pasando muy bien en el proceso creativo. También en la corrección. Ediciones Vitruvio sé que hará un buen trabajo. La poesía de la novela poética a ratos es divertida, y en otras ocasiones es un proyector de imágenes metafóricas. Aunque no quiero hacerme demasiadas ilusiones con este proyecto, luego te das el batacazo. Pero espero que se venda. ¿Para qué ser un hipócrita diciendo que no la he escrito para que se lea? Yo quiero lectores. Los lectores ya vendrán.  

Capplannetta aclara un punto

Puede que escribir sobre mi vida se vea como un culto hacia mi persona, pero no es ni vanidad ni darme culto a mí mismo, que en realidad son las mismas cosas dichas de distintas maneras. Desde que tuve que coger la baja la gente me dice lo bien que vivo y yo le contesto que, si supieran muchas cosas de mi vida, no dirían tamaña tontería. Por supuesto no diré las más personales, por intimidad, pero diré que estas personas no se imaginan lo que es estar, antes de la pandemia y durante ésta, sin salir ni al buzón del rellano. Cuando llevas un mes te agobias, pero cuando llevas tres años imagínense. A veces he salido a las visitas del psiquiatra, antes de la pandemia, y aprovechaba para ver a mis padres, pero de un tiempo hasta aquí, ni eso. Me han pasado casos de gente que me llama “marqués”, lo dicen como de broma, pero lleva la indirecta un jaguar herido. Éste marqués que os habla les diría a estas personas que no se imaginan lo que es un ataque de ansiedad, quedarte por ejemplo sin respiración como un asmático. O tampoco se imaginan lo que es un ataque de pánico y que se te seque la lengua, y que no puedas hablar, o tampoco se imaginan otras cosas que me ocurren, ya que la gente habla desde la ignorancia, pero no voy a regalarle la oreja a nadie. Sí, yo no duermo por la noche, eso lo saben mis vecinos y la gente a quien quiero, pero esto me ocurre desde que trabajaba, porque señores, yo he trabajado, de metalúrgico, como mi padre, y precisamente hacía el turno de noche. Y para los que piensen que no sé hacer otra cosa nada más que comer y dormir, no diré nada. A algunos perros es mejor no darle ni un hueso. Y la gente la hay que critica, otra gente hay que te fotografía por la calle para enseñarle a sus amigos de carroña lo gordo que te has puesto. Los hay de todo tipo. Pero no voy a regalarle la oreja a nadie. Si se alegran de lo que me pasa, que les aproveche, eso demuestra que ni me quieren ahora ni que nunca me han querido. Aunque la gente a quienes quiero, que son los suficientes, saben, me respetan, y me quieren de verdad. Que nadie se preocupe, yo sé quienes son.