Capplannetta y las esquinas

En Latinoamérica los muchachos se juntan en las esquinas de las calles o jirones para estar expectantes de lo que ocurre en una calle u otra. Cuando no viene una banda y se forma una balacera viene la policía con un camión a hacer redada y se llevan a cualquiera. Las esquinas son otra cosa en Europa. Va la chica con su padre en el coche y desde el asiento de atrás ésta le pregunta: –Papá, ¿qué hace esa mujer de pie en esa esquina? Y el padre confundido le contesta: –Está esperando el autobús. La hija mira al padre extrañada, no está muy segura de que eso sea así. Presentes en Latinoamérica los muchachos fuman tabaco y beben aguardiente y toman jalones de coca desde el dedo meñique a la nariz. En las esquinas está la vida del barrio. Unos toman cerveza, otros gaseosa, pero la esquina es su punto de reunión. En algunos lugares de Latinoamérica no beben ni cerveza ni aguardiente ni gaseosa, toman ron a palo seco. Ay, las esquinas del mundo. En una esquina en Latinoamérica puede haber un puesto de hotdogs o alitas de pollo, también hamburguesas. En las esquinas están los chamos trepándose la vida. Venden desde “mota” hasta “paquetitos” de la buena. Las esquinas de Latinoamérica son algo parecido a las azoteas del barrio latino de Paris. O las esquinas donde están las tiendas de licores en el distrito de Washington Heights (Manhattan). O como las farolas en la noche porteña de Buenos Aires de los fieles al mate y los cigarrillos. Tanto en invierno como en verano. En las esquinas puede vivir un hombre que escribe y rememora, que lucha tras su noche de café y cenas en la madrugada. Escucha música en volumen bajo. Entre la luz ambarina de lámparas de sal, en las esquinas quedan las parejas para verse. En las esquinas de Torre-Romeu cantan gitanos y migueletes al compás por bulerías en el verano. En una esquina se respira misterio. En las esquinas surge el sol al amanecer y se apaga detrás de la esquina. La esquina es sabia. La esquina es patria dice Rubén Blades desde su Panamá, o las esquinas del barrio de Trujillo en el viejo San Juan de Puerto Rico. Las esquinas de los solares en La Habana donde la gente juega al dominó. Las esquinas de El Callao en Sáenz-Peña donde te venden Rolex de imitación por cinco lucas, y las esquinas del DF cuando pasan los mariachis y se paran en un puesto de tacos y burritos y viene un muchacho a contratarles para cantar al alba Las mañanitas cuando despierte su novia embarazada por su aniversario.

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