Capplannetta y la juventud fugaz

Efímera eternidad, así se llamaba la obra a presentar de una chica de dieciséis años. Las dos palabras unidas crean una paradoja porque se contradicen. Y en esa contradicción tropecé yo. Es efímero todo lo que más se quiere. Y muchas veces creemos o llegamos a pensar, mientras pasa la vida, que la juventud es eternidad, pero no, la juventud lo que es de verdad es efímera, fugaz, escurridiza como una trucha de aceite. Cuando vi aquella chica, con dieciséis añitos (repito), de Zamora, me dio cierta envidia su juventud. Yo no he presentado ningún libro, y tengo cuarenta y cuatro. Sí, he presentado uno, hace una semana justo hoy. Qué Efímera eternidad, efímera porque en una semana he visto mi subida y una cierta caída a la realidad. ¿Es eterna la realidad? Lo que sí es eterno es éste viejo mundo, este mundo donde yo pertenezco, por mucho que me llame o me haga llamar Capplannetta. Capplannetta es un nombre propio pero hace más sombra que una higuera o un parral. Yo publiqué mi poemario El grito del Arlequín en 1999, lo publiqué en una editorial de Úbeda (Jaén) y no lo presenté en ningún lugar. Tal vez porque era un grito desesperado que yo sintiéndome un arlequín quise silenciar. Estuve mal asesorado como poeta. Ojalá hubiese publicado Efímera eternidad con dieciséis años. Pero yo a esa edad era una mariposa gris que coqueteaba con las flores. ¡Qué cursi me ha quedado, Dios mío! No, no es envidia de la chica. María se llama. La poesía es propia de su edad, aunque musical, y sin intención de pureza, de estilo, denoto, pero es su primer libro. Yo cuando publiqué mi primer libro también era un adolescente puro, y un locuelo. Aspiraba, sin duda, a otras cosas. En ese tiempo yo me creía eterno, para nada presentía lo efímero de mi juventud. En el 1999 yo tenía la edad de veintitrés años. Siete años más que los de María ahora. He llorado de emoción cuando la he visto recitar sus poemas. Efímera eternidad, qué paradoja tan maravillosa, ella es sin duda bellísima. Aunque es una niña al lado del poeta viejuno que soy yo. No la he deseado sexualmente, bien mirado, podría ser mi hija. Pero así me he sentido este día 12-03-2021 a mis cuarenta y cuatro años de edad. En Torre- Romeu. Efímero es el tiempo, aunque la eternidad sea perpetua.

Capplannetta y los libros peligrosos

Como en todas las facetas de la vida hay en la literatura libros peligrosos. Libros que pueden hacer enloquecer, no sólo los libros de caballería han sido malos para el hidalgo Don Quijote. A veces se busca una respuesta en los libros y esa respuesta no esté en un libro, o tal vez sí, pero podíamos pasarnos toda una vida buscando la respuesta, pero con la cantidad de libros que hay probablemente encontráramos otra respuesta equivocada y cambiaría nuestra percepción, incluso nuestro sentido de la vida. No todas las mentes están preparadas para según qué libros. Puede que existan libros que escapen a nuestro entendimiento y otros que nos nublen el trasfondo original del libro y causarnos estragos en la personalidad. Las bibliotecas las hay de papel la mayoría, también las hay de carne y hueso, y ahora existen las bibliotecas de bites. Pero es perentorio decir que un libro puede ser un único libro, el libro que sólo te hable a ti, y no necesites ningún libro más, solamente ese. Como también estés en la vida en un momento ávido de información y busques un libro, y ese libro te lleve a otro, y así hasta convertirte en un erudito. Aunque hoy en día ciertos eruditos tengan muy mala prensa, los hay cegueramente abnegados y no encuentren nada en los libros, tal vez porque su respuesta no esté ahí, sino en otros lugares fuera de círculos lectores que han sido y serán peligrosos para mentes influenciables. Hay mentes que no encontrarían la respuesta ni encerrada en una taza de café. Son mentes opacas que no dan más de sí. Pero tampoco pensemos que por leernos un centenar de ellos somos los más listos y los que tenemos siempre la última palabra. Es grato para el lector que lea tus libros que digas a veces cuando lees y cuando se lee poco o apenas nada. Aunque eso para la persona inteligente no es un cortapisas. Lo que sí es infumable es encontrarte con falsos cultos que han descubierto una palabra y escriben un poema sobre esta palabra o en torno a ella, como para no perderla de vista, como para tener a la palabra custodiada. En este mundo de las letras existen muchos falsos cultos, muchos que escriben y no leen, pero considero que se es mejor escritor diciendo que no lees, que no al contrario, ya que ser culto no gira solamente en la lectura, también influye en parámetros audiovisuales, musicales, artísticos, filosóficos, viajeros, y un largo etcétera. La cultura, por suerte, es muy rica a propósito de géneros y maneras de hacer cultura. No basta con tener un Facebook y poner cuatro Likes al día, se debe de saber de muchas cosas, pero de lo que más se debe de hacer acopio es de ser honesto, humilde y humano. Y comprender ciertas cosas que no están a la vista de todo el mundo, y no para entenderlas necesito leer demasiados libros malos por decir que lo he leído. También es una cuestión de saber cuándo debes de abandonar un libro, hay libros que por mucha fama que tengan, o la gente diga del libro esto y aquello, no quiere decir que a ti te agrade y tengas que leerlo sobre todas las cosas. Hay libros que hay que saber cuándo dejarlos y esto tiene que ver con el criterio personal, más que del hecho en sí de que sí lees ese libro eres más culto. En resumidas cuentas. No sólo es factible leer, también se debe leer bien para ser un buen lector. 

Capplannetta y el origen de la locura

El origen de la locura está en el mundo desde que el hombre dentro de su razonamiento dejó de ser animal para convertirse en humano. El origen de la locura hace un siglo era una condena al encierro de por vida, y tiempo más atrás eran condenados a la hoguera por la inquisición. Se creía que los locos estaban poseídos por el demonio y los quemaban en la plaza pública. Desde Freud (padre de la psicología moderna y del psicoanálisis) en adelante nunca se estudió la psique humana, era un enigma. Y aún se sigue considerando un enigma, ya que no se conocen los orígenes de la esquizofrenia y se intenta combatir por medicación oral, hecho que aún no ha encontrado la forma de curación plena, y está aún en proceso de standby. Están investigando si la esquizofrenia viene producida por patrones de conducta en el seno familiar, el entorno o la infancia. Pero el problema preclaro de la esquizofrenia es el tema de la estigmatización a la que son sometidos estos enfermos. Deben saber que no cualquier diagnóstico que contenga la palabra “esquizofrenia” (incluso vestigios de esta) es una esquizofrenia potencialmente peligrosa. Un enfermo con esquizofrenia no tiene miedo de la gente, ni de ninguna anomalía en conductas del exterior, simplemente el esquizofrénico tiene miedo de él, y no tiene miedo porque su temor sea hacer algún daño a otra persona, en definitiva, tiene miedo de su reacción ante conductas que el enfermo no puede controlar, tales como impertinencias o alguna actitud con efecto reflejo muy en consonancia asociacionista Es decir, la asociación de ideas. Ya que estos enfermos están en plena sugestión emotiva derivada de aspectos metafísicos. Es una disociación de la conducta que cambia sus costumbres habituales por actitudes de deterioro emocional, volviéndose cada vez más hacia el abandono personal.