Capplannetta es experto en soledad

Existen muchos factores que amortiguan la soledad, y más si ésta es buscada, como es mi caso, pero en la soledad del hogar las cosas que pueden redimirla son la lectura, la televisión (aunque esta carezca de interés alguno), la música, el cine, tomar café o té, hablar por teléfono, el porno, la radio, y un largo etcétera, vean ustedes que no he mentado las drogas, cosa de la que hoy mi madre estaría orgullosa, en fin, fuera bromas. El momento más nocivo y traicionero para la soledad es cuando arriban las sombras a tu mente. Te cambian el estado de ánimo, y se convierten en verdugos de tu felicidad solitaria. Esas sombras no las puede remediar una compañía, es más, a veces con estas sombras donde predominan el agobio y la melancolía, se multiplican al tratar erradicarlas buscando compañía. Yo tengo un truco para disminuir estas sombras. A parte de las tantas cosas mencionadas anteriormente, tengo un recurso que nunca falla, y es afrontar mis sombras y mis fantasmas escribiendo. Así de fácil. Escribir se ha convertido para mí en una cuestión tan necesaria como respirar, comer, o la higiene. A veces la depresión te puede, y no tienes alternativa, porque la vida contiene elementos que no se pueden disuadir fácilmente como los miedos, la depresión, el tedio o la agonía existencial, pero entonces, cuando eso ocurre sueles abandonarte y omites cosas como los horarios de comida, nada te satisface, te inundan los pensamientos invasores, te dejas de lavar, de afeitarte, y estás, o te sientes, tan acabado que te dejarías arrastrar por un coche escoba o un quitanieves. Es así la vida. La mejor vida que puedes ofrecerte siempre es hacer cosas que te den placer, pero si escribiendo eludes la cuestión más nefasta de las realidades, lo mejor, es hacer siempre bondad. 

Capplannetta y las mujeres valientes

Hay mujeres que orinan de pie, al igual que hay hombres que lo hacen sentados. Hay mujeres con alma de varón y hombres con alma de hembra. Para eso no hay un género concluyente que equipare o segregue a hombres y a mujeres. Hombres machos hay en el mundo que han pegado a mujeres sin miedo y después han llorado como mujeres débiles. Una mujer sin miedo es todo un matriarcado que nunca muere en soledad, ya que las mujeres valientes son más fuertes que los hombres fuertes. No por levantar la voz se es una mujer valiente, a veces lo que pueda decir una mujer valiente se lo dice a tu alma de manera que lo oigas en el corazón. Se es más hombre dejándose querer por una mujer, aunque es mejor no dejarte llevar ni por una mujer ni por un hombre. Mucho menos por un viejo, o un niño. Solamente te puedes dejar llevar por Dios, aunque se ría de ti. Te está poniendo a prueba y si le pagas con irá más se reirá, todos sabemos que la ira es un pecado, por eso los iracundos no son felices. Una mujer enamorada se entrega porque quiere, y cuando es el hombre quien la busca, será algo que ella nunca olvidará, porque se ha sentido mujer, y eso es realmente valioso para una mujer valiente. Las mujeres valientes callan más de lo que hablan, y hablan porque son manantial de algarabía y fuente de amores. Una mujer que tiene una risa sonora será una risa fresca, señal de que es un corazón contento. La mujer que llora es una galaxia apagada, solamente con cariño y buenas acciones volverá a sonreír. Hay mujeres que saben una eternidad, y es inmenso el espíritu de una mujer. El hombre por el contrario, puede ser inmenso, sólo porque éste tenga un corazón de mujer. El epicentro del mundo es la mujer. Por ella han ocurrido batallas, han acaecido tragedias y hay mujeres gloriosas. Las mujeres han dado a luz a dioses y profetas. Ellas son el verdadero imaginario del amor. Hay mujeres poeta que enmudecen por los hombres, y dejan sus carreras de actrices porque ellas prefieren ser madres. Mujeres altivas en la rama del árbol de la vida. Todos los árboles genealógicos se idean por y para mujeres, mujeres las hay que son semillas de dinastías. Una mujer que te ama es más valioso que oro. 

Capplannetta y las mujeres

En este post, si fuera un post cualquiera, sería un post que uniéndose tópico tras tópico como en una cadena ensalzaría a la mujer de una manera estandarizada, pero no, este post podría ser un tópico diciendo aquello de en mi casa tengo abuela, madre y hermana, y alargando el tópico podríamos argumentar extensiblemente a hijas y sobrinas. Pero no, yo voy más allá de todo eso. Las mujeres son el beso primero y último y más allá cruzamos todos los besos que nos han dado en entremedio. Las mujeres no sólo son besos, son sonrisas, ternura, las alegrías vienen todas solapadas de sus risas y sus reuniones. Cuidan de nuestros hijos, aunque eso sea una tarea que muy bien pueden hacer los hombres. Que las tareas del hogar sean compartidas es una cosa de la que se habla mucho. Pero mejor sería arremangarse ante una realidad social que a lo largo de los años han marcado, que no logrado, cierto criterio con tanta razón que crea miedo en los hombres machistas, y no soy menos hombre por hacer tareas que son obligadas, a propósito de excusas machistas que vienen dadas desde un tiempo lejano hacia la actualidad. Una peluquería de señoras es un club social registrado en el ayuntamiento de las localidades como peluquería femenina, o unisex, pero para mí entendimiento una peluquería es algo por lo que se define el feminismo, mucho más que el machismo en una barbería. Las mujeres son tan importantes que el hecho de que se les dé un día festivo como el de hoy, o el hecho de que puedan reivindicar su feminismo en pro de una igualdad merecida es más que una lucha centenaria. Cuando las mujeres cantan, cuando se entregan a un hombre, cuando paren a un hijo están haciendo algo digno de la consagración por el bien de la humanidad. Una mujer es sagrada, y que no se diga por decir, ya que una mujer cuando da a luz es doblemente sagrada. El hecho de que reivindiquen desde cualquier parcela feminista su posición frente a la vida están dando un grito ante una multitud cínica que olvida. Ya que una mujer es parte de todo lo que el hombre puede llegar a ser, y no al revés, un hombre solo puede ser parte del triunfo de una mujer cuando ambos están al mismo nivel de igualdad.