Capplannetta a media libertad

Yo quisiera para mí una libertad plena, pero eso es imposible, mas no del todo improbable que no se deje de intentar. Me río de aquellos que dicen que viven en plena libertad, sólo la viven algunos, y no son hombres con los pies en la tierra, viven inmaculados. Vivir inmaculado es una ingenua libertad, ya que mienten a la gran verdad del mundo, y solamente cuando son parte de ella (la gran verdad del mundo) se dan de bruces con la realidad, y se acobardan y se avergüenzan. Por eso yo vivo ahora a media libertad que es ser libre, aunque como alguien me dijo una vez: cogido por los huevos. Y es algo que da miedo, te sientes inseguro. Es como si chocaras siempre con la misma zona del muro. Por eso lo de aquella famosa canción del Bambino, esa maldita pared que separa tu vida y la mía. Y es normal que el ser humano a media libertad reivindique esa pared como parte de su subsistencia, porque esa es su naturaleza. Naturaleza pisoteada en todo caso. Es como cuando pasas por una plaza pública. Nietzsche habla en su Zaratustra sobre esa plaza pública donde se pasa desangelado y cogido por los huevos. Solamente la gente buena que vive y deja vivir ni se inmutan al verte pasar por la plaza pública. Algunos pueden insultarte por el hecho de tenerte, no ya a media libertad, sino cogido literalmente por los huevos. Pero esos que pretenden tenerte cogido por los huevos son más verdugos que personas tolerantes, gente buena y mala la hay en todas partes, pero estos “verdugos a la nitroglicerina” son poco hombres, quizá menos que aquellos que viven ciegamente en el palacio de la plena libertad. Porque son terroristas psicológicos, y cuanto más miedo se les tenga mayor será el libertinaje que usarán en contra de tu persona para mantenerte cautivo a jornada completa. El miedo es libre, puedes tener mucho miedo ante una persona pacífica, y nada de miedo ante una verdadera fiera. Las personas tenemos un instinto, que no es una ciencia exacta, es un costumbrismo seleccionador el de la vida de los hombres, pero muchas veces se equivoca. Puede que esto parezca ingenuidad por nuestra parte pero hay una canción de Manolo Caracol que lo define bien, y es que Nunca caen los rayos por donde la tormenta suena.