Capplannetta y los nuevos intrusos

Puede que a mí me vean como un intruso en los ardides literarios. No lo sé, es algo que no me preocupa demasiado ahora que existen influencers virtuales, y ahora que los influencers españoles han migrado a Andorra por motivos fiscales. Por Twitter se dicen muchas barbaridades, otras veces, varias mentiras, aunque el microblogging sea una práctica para todo aquel que tenga algo que decir, se ha llegado a decir la estupidez de que el Silicon Valley  de España es Andorra, ya que Andorra no pertenece a España y no existe creatividad para asemejarse a Silicon Valley, que tantas sorpresas nos ha ido dando desde que estamos más conectados que nunca. Pero como las comparaciones son odiosas digamos que sería preferible que los países europeos crearan un consenso respecto a tributaciones a los estados de la Unión Europea con respecto a los emprendedores digitales en todos los ámbitos, y con más razón si estos son culturales. Existe mucho intrusismo en el mundo de hoy, y cierto es que yo a veces me he sentido un intruso dentro de este periplo, o viaje de principiante en esto de la escritura. Aunque a decir verdad, ya llevo varios años en la brecha, no diré cuántos, pero los suficientes para entender que aún no tengo, ni por asomo, la mayoría de edad literaria. No. Para mí es un ejercicio de auto aprendizaje, que me crea alguna insatisfacción que otra, y más de un calentamiento de cabeza. Pero no nos podemos quejar, si cosas como el sexo, o el entretenimiento se lo dejamos a las máquinas vamos a dormir muchas veces más de uno con el trasero al aire, y ya se sabe cuando se tantean esas cuestiones ante la dejadez de burócratas frente a gente dignamente proletaria.