Olivero y Duquende: un flamenco actual pero distinto

El uno nos viene de Austria nada menos,  el otro, de Sabadell nada menos, y están haciendo un flamenco puro fusionando lo justito, ya que estamos hablando de Flamenco, patrimonio de la humanidad reconocido por la UNESCO. He buscado al guitarrista por Internet y es todo un misterio, el porqué se llama Olivero, y de qué parte de Austria viene. He visto su página en Facebook, y ya tiene más de nueve mil seguidores. Su guitarra suena a flamenco aunque con un aire distinto, renovador, se podría decir. He escuchado por Spotify sus tres singles y es un aire que le hacía falta a este flamenco último, eso después del descalabro de Rosalía y El Niño De Elche, aunque considero que es un giro de tuerca hacia el flamenco necesario, lo de Rosalía es un fiasco, pues se ha convertido en música latina, tipo Shakira o otra pop star de tantas que hay, con respecto al Niño de Elche se puede elogiar su valentía en darle al flamenco otro color, lo que no es factible politizarlo. Pero ahora hay que hablar de Duquende, este cantaor, con voz prodigiosa, fue coronado por Camarón de la Isla, nada menos, como su sucesor, o si no su sucesor, elogió su talento grandioso y con gran duende, es decir, que le viene el nombre que ni pintado. Duquende es de Sabadell, y lleva el flamenco en la sangre y no es la primera ni la última que graba un disco. Tiene Duquende discos apoteósicos con fantásticas guitarras como Tomatito, incluso con Manzanita, ya fallecido. Pero hay que decir que ha recorrido el mundo como cantaor de primera fila de Paco de Lucía, pero el maestro Duquende se merecía encontrar un guitarra al toque como Olivero, con un estilo propio y único. Sin duda, era la pieza que le faltaba al Flamenco de siempre, es decir, al flamenco por antonomasia. Busquen en Google tanto a Duquende y a Olivero y escuchen su mezcla que promete buen flamenco para el aficionado exigente. Para el aficionado ortodoxo también, dejémonos de monsergas y etiquetas, el flamenco es como la poesía, de acero inoxidable. Se adapta a cualquier música, género, instrumento o lo que se ponga. Es música parida como los antiguos gitanos la crearon cantando así cuando remaban en galeras sus cantes al ritmo de cada empalada. Cuando en fiesta se bailaba y se cantaba por bulerías, ya sea en Andalucía o en el Somorrostro barcelonés (ya desaparecido). Son músicas únicas, como el jazz, el country, el blues, el soul, y otras vertientes musicales. No estamos descubriendo América, esto del Flamenco debe de ser como ha sido siempre, dentro de la experimentación y del hecho de crear bajo influencias nuevas, el flamenco está abierto a todo tipo de corriente. Pero escuchen a Olivero y Duquende. Músicos interesantes donde los haya. Ya pasaron para Duquende los tiempos que al toque tenía a los hermanos Cañizares o también Chicuelo. Recuerden: tres singles para abrir boca. Uno se titula Viento de Estepa, el otro Bendito el Amor, y por último Castillo de Cristal. Todo cabe esperar que grabaran un disco, de momento la acogida va siendo buena. En el panorama Flamenco están surgiendo nuevos cantaores como Israel Fernández, o Sandra Carrasco, o Naike Ponce, el músico Lin Cortés con su éxito Novia Moderna, hacen un flamenco fusionado con pop del momento con un toque aterciopelado de rumba y ecos árabes, un cantaor de éxito en el mundo flamenco Antonio Reyes con canciones ya casi olvidadas como Alameda, del grupo de rock andaluz Alameda. 

Capplannetta y las tragaderas

En esta vida puede haber mucha gente que trague mis cosas o simplemente que no me trague a mí. Todo es cuestión de tragaderas. Se debe tener cierta piedad a cerca de las tragaderas ajenas, y tratar de que aquello que molesta y nos incomoda, acabe siendo un giro por el lado de la compasión, así, de igual manera que haría el Dalai Lama o un budista practicante. Yo también sufro mis propias tragaderas, aunque casi siempre que con respecto a mí hablo de tragaderas es por debilidades que cometo debido a que si le  hago a otro lo que tan sólo me hago a mí mismo decaigo. Eso es entender la gran verdad que nos une en este universo de neuronas enlazadas unas con otras. Es como un sistema nervioso universal. Yo y mis tragaderas. Menudo panorama. Trago a familiares y amigos, al igual que ellos tragan de mí. Lo que es intolerable es la ingratitud, la traición, hacerle daño a un niño, a un anciano, o a un impedido. También hay que tener unas tragaderas especiales para orinarte en la sopa de los pobres. Más bien este tipo de gente no tiene conmiseración para con el prójimo. Mis tragaderas más básicas es aguantar mi soledad, a la que no estoy condenado, es decisión propia. Nadie me obliga a estar solo, es una decisión que yo mismo he tomado por convicción moral, también influyen mis propias tragaderas, que con el tiempo, han determinado mi propia integridad psicológica, y digo esto, ya que me considero como una persona necesitada de su propio espacio, no es por que tenga demasiado ego. La verdad es que soy un patoso para las relaciones sociales, aunque no afectivas, con respecto al cariño me hago tierno como un pan recién hecho. 

Capplannetta reflexiona

Puede que sea pobre, lo que no soy es un pobrecito. Que aunque sea un simple diminutivo, en el argot de mi barrio ‘pobrecito” es lo más lamentable que pueda ser una persona, o quizá todo lo contrario, un ser digno de tenerle lástima. Da la causalidad de que yo que estaba predestinado a ser un pobrecito y me he quedado en lo de pobre, así, sencillamente . Lo que sí tengo es dignidad, y eso ha sido, creo yo, lo que me ha mantenido a flote. Y lo digo abiertamente, dignidad señoras y señores. Aunque también soy humilde, y sé de donde provengo.

Por muy raro que parezca tengo amigos que sí han acabado siendo pobrecitos. Viven con dignidad, pero hay cosas que son inevitables a los ojos de quien vio y quien ahora ve. En este mundo criticar a los demás es muy fácil. Se puede ser amigo y hacer favores, pero ser amigo al cien por cien es sólo para gente imprescindible. La vida da tantas vueltas que lo que dábamos por hecho hoy mañana puede ser lo contrario. Yo no creo en eso de tener muchos amigos e ir criticando a unos para que se rían otros, no soy esa clase de gente. Esta vida se compone de tantos matices que es bueno darse cuenta quienes se sacrifican y quienes no. Por ejemplo, se puede presumir de algo cuando de verdad se es. Es inevitable que los tiempos cambien, y hoy en día lo hacen a una velocidad de vértigo, pero en realidad el material en que consiste el ser humano es siempre el mismo. Porque los seres humanos somos muy complicados. Cada cual que viva como mejor le parezca, vivir, dejar vivir. La humildad se basa en tener el ego a la altura apropiada.