Capplannetta y la poesía

Hace ya unos veinticinco años que un primo mío me dio a leer un libro. Fue por el año 95 del siglo pasado. El libro me impresionó tanto que decidí que yo quería hacer algo o acercarme un poco a lo que ese poeta decía. Encontré una poesía rimada y repleta de imágenes y metáforas deslumbrantes. Sé que es muy típico que el autor de ese libro haya logrado lo que pocos, y es que a partir de él emergieran otros poetas. Ese autor era Federico García Lorca, y el libro, el Romancero Gitano. Siempre he pensado que aquel que consiga con su ejemplo cambiar a las personas es una persona imprescindible. Federico lo era, por eso otros poetas han seguido su estela. Empecé a escribir poesía desde ese mismo momento sin haber leído a otros autores, pues Federico me impresionó tanto que sólo quería leerlo a él, luego vinieron otros autores, españoles, americanos y de otros muchos países. Pero fue Federico el que me cambió el magín como persona. Yo escribía con muchas faltas de ortografía y no puntuaba bien. Leí de una manera extraordinaria, con algunos me reía, con otros no lograba a entenderlos, debido a mi incultura y a mi falta de estudios literarios. Con el tiempo la afición se fue haciendo más y más placentera. Leer poesía me ha gustado desde que encontré a Lorca. Algunos los encuentro herméticos, otros relucen sus grandes galaxias poéticas. Un autor te lleva a otro, y ese otro a otros tantos, me atreví a leer ensayo, novela, ficcional o realista, encontré la autoficción, y poco a poco me convertí en un lector de poco fuelle con respecto a otros, pero tengo y leo libros, cosa que mis padres vieron con agrado. Me apartaron de la calle, de los vicios, aquel primo mío con un libro de unas ciento cincuenta páginas estaba consiguiendo lo que mis padres pretendieron desde siempre. Aquel viaje a Sevilla fue renovador, ya que encontré el aliciente ideal que le faltaba a mi soledad. Ya nunca más iba a estar solo, siempre me acompañarían mis libros, y se han convertido en mi manera de estar en el mundo. Quisiera ser una persona culta, leída y cultivada, aprender idiomas, pero la música desde que entró en mi vida me ha hecho un poco perder el tiempo que no dedico a la lectura. Escribía poesía utilizando el verso blanco, después me atreví a hacer algunas primeras rimas, pero esa labor me llevó años para perfeccionarla, y tengo que añadir que está mal vista dentro del mundo poético, se valora más una poesía de imágenes certeras y un simbolismo cercano a los lectores de poemas. No me considero ni un intelectual ni un catedrático pero puedo defenderme, pues he cultivado mi propio criterio plasmándolo con rigor y buen hacer. Como cualquier persona puedo equivocarme, pero debo de ser sincero y caminar sin falsa humildad, la humildad que me enseñaron en casa es virtud de corazones nobles.