Capplannetta y las promesas del mañana

Alguien dijo una vez: si la vida te promete algo por lo que has esperado mucho tiempo nunca será como lo esperabas. Mi madre juega a la lotería de toda la vida, y el azar no le ha dado la suerte esperada, ella nos dice que nos pagará las hipotecas a mí y a mis hermanos cuando le toque, pobrecita, aunque estoy seguro de que si le toca algo no va a ser como ella dice. A lo mejor por algún motivo que no alcanzo a ver desde el presente no nos paga la hipoteca y se fuga con mi padre con la pasta. No, es broma, lo que yo creo es que la vida nunca es del color que nos han pintado y las promesas del mañana, como en tantos ámbitos, se diluyen en el légamo de los interiores humanos, esos interiores que por alguna razón que no entendemos nos hace “el avión” siempre que prometemos y prometemos. Quiero decir con esto, que nadie, enteramente nadie, tiene el futuro asegurado. Eso creían los Zares de Rusia, John Fitzgerald Kennedy, incluso el asesino Charles Manson. Hay una canción preciosa de los Beatles, se llama Tomorrow Never Knows, en castellano, el mañana nunca se sabe. Y tienen razón, es caprichoso el destino, la letra de la canción nos invita a creer en el color de nuestros sueños, que nos atrevamos a soñar, que el amor mueve el mundo, y si haces las cosas de corazón todo te será favorable en tu caminar. Nunca se debe de perder la esperanza, pues tener fe en un futuro mejor es lo que motiva a la gente. Que pocas cosas hay en la vida tan buenas como el amor, y sin eso, no hay ni habrá otra cosa importante. 

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