
Pienso, o pretendo sin éxito a veces, molestar lo menos posible al mundo. Me he dicho esta canción tantas veces que a veces sólo la silbo. Puede que haya días circenses de aquellos que anuncian un más difícil todavía. Entonces suenan en redoble de tambores toda una tentación al suspense, que muchas veces, más que suspense, es una cruel realidad. A veces, o muchas veces he pensado en el suicidio, se dice que hay muchas recaídas, yo lo intenté una vez, pero la experiencia fue tan mala que no he vuelto a intentarlo, quizá no lo haga por cobardía, o mejor decir, porque tengo apego a mi vida, con sus altibajos y sus certezas. Sería estúpido culpar a los demás de lo que me ocurre, cada cual sabe de la piedra que portea. Hay momentos que uno pierde hasta las ganas de consolarte ante un papel en blanco. La vida está repleta de sinsabores, aunque suene a tópico o frase hecha, siempre hay tiempo para la desesperación. A veces hay momentos en que te grita la sangre, y te hace una persona cegada por el resentimiento. Nunca se debe escribir en cinco ocasiones, la primera, enamorado hasta los tuétanos de una persona, la segunda, escribir desde el resentimiento, la tercera, sin tener un tema central en cual explayarte, la cuarta, cuando no sabes cómo empezar ni cómo acabar. Y la quinta, no se debe escribir cosas demasiado personales, aunque toda literatura es autobiográfica. Aunque estés verde como escritor o poeta y no seas un creador demasiado leído, tienes que leer aquello que te gusta, y que lo que lees no influya en lo que escribes, puedes caer en la repetición o en el plagio sin darte ni cuenta, pero siempre es mejor ser un epígono que caer al foso de la crítica hacia a los demás. En esta España no hay demasiada ayuda entre escritores, aunque sí mucho nepotismo. El nepotismo es ridículamente otra manera más de vender libros, aunque yo tengo mi propio criterio y siempre elijo aquello que me parece más contemporáneo, y si eso significa comprar toda su obra ante la fascinación de uno o dos libros primeros que has leído, te puede decepcionar algún libro del susodicho escritor, si no otro, un escritor te lleva a otro nuevo, es como tener amigos, unos te llevan a otros, como números Dunbar.