
Salíamos Ella y yo a comprar en los mercados del Callao, en la zona de Estibadores. Había uno cercano pequeño, no muy concurrido, y el grande, al que accedíamos en Moto-Taxi. Pero normalmente íbamos a otro más cercano. Compramos lúcuma para hacer marcianos, compramos mangos, maracuyá, y compramos pollo. La señora que vendía el pollo era una señora rolliza y cortaba el pollo con gran habilidad, se notaba que llevaba tiempo haciendo esa labor. Le dice Ella: – Córtame la pechuga en filetes para hacer milanesas. Las milanesas las rebozaba con galletas de soda machacadas. No usaban pan rallado como en el hemisferio norte, en España para ser más concretos, la señora que nos vendía el pollo le preguntó a Ella: -¿De dónde es tu amigo? Y Ella contesta: -De España. La mujer del pollo me miró y me dijo: -Por culpa de los españoles es porque hay tanta pobreza acá. Y yo le repliqué: -No creo, señora, los españoles hace mucho que nos fuimos de estas tierras. Y dice la señora: – Sí señor, se llevaron nuestro oro, abusaron, asesinaron, hicieron destrozo por todas partes, eran malos. Yo le dije: -Bueno señora, yo no tengo nada que ver. Y la señora apunta: -Sí señor, son ocho soles. Yo le dije:-La culpa es de los políticos a quién vota la gente del pueblo, todos son ladrones corruptos y mafiosos, y la señora asentía, pero se notaba que tenía esa idea arraigada en sus pensamientos. Nos fuimos Ella y yo saludando a la señora. Ella me decía: – No tengas miedo, pero la gente de mi país tienen un mal concepto de los españoles. La mayoría son cholitos que vienen de la sierra a buscarse la vida a las ciudades grandes. Es mala la ignorancia, pero puede ser que aquella mujer no estuviera del todo equivocada. En las veces que nos reuníamos con los familiares el tono despreciativo eran apelativos como: cholazo, serranazo, incluso había por televisión una serie que se llamaba La Paisana Jacinta donde era objeto de burla la gente andina, la serie era de humor, vale. Pero se pasaban, el personaje de Jacinta era tonto, necio, metía la pata siempre, en fin, que era utilizada como burla y risa. A mí no me gustaba. Pero los sobrinos de Ella todos la veían y se partían de la risa. Incluso en la prensa chicha habló una congresista andina declarando que ellos no eran así. Ahora en la distancia comprendo que los mismos mestizos de la costa se ríen y se burlan de los mestizos de la sierra, y al fin y al cabo, todos son mestizos en definitiva. Me acordé de la canción que cantaba Amparo Ochoa que se llama La maldición de Malinche, en esa canción se hace alusión a que existe cierta hipocresía entre la gente blancona del centro, y los mestizos del lugar, es como una jerarquía racial. Tendrían que resolver ese problema primero y después todos los demás.