Capplannetta y los altibajos

La vida está repleta de altibajos que en muchas ocasiones no los administramos bien, o los vemos con cierta frivolidad al respecto, pero considero que son parte de nuestra rutina, si no la vida no tendría sentido. Todo esto que acabo de escribir sé que suena a topicazo, aunque muchas veces los altibajos están en todos los aspectos de la vida moderna, y aún más, si es posible, referentes en las relaciones humanas. En un bar vi un cartel en el que ponía: Hoy hace un día estupendo, ya verás como algún gilipollas viene y te lo jode. En fin, puede que no sea un mensaje políticamente correcto, o diplomáticamente mejor decir. Se puede sentir por aludida parte de la clientela, o quizá, toda la comitiva de parroquianos del bar en cuestión. Pero una cosa es segura, no sé si el gilipollas es el que se da por aludido o el mismísimo dueño del bar. Ya que tiene un tufo de bar de cochambre y mugre que no se lo quita nadie. Pero, en lo que se refiere a los altibajos, es muy habitual culpar a la gente, ya sean minorías o clases desfavorecidas, de los problemas que ocasionan gentes con ese tipo de eslóganes tan bien paridos. Es para ponerle una estatua en una plaza pública para después dejarle sin cabeza, que es como dicen que está Francisco Pizarro en su sepulcro. En Latinoamérica es muy habitual usar calaveras porque dicen que espantan a los ladronzuelos, que es lo que hace también el dueño del bar antes mencionado, espantar con ese letrero a todo tipo de visitantes, incluso a los más listos y honrados. Ya digo que al bar no volví más, ni falta que me hace. A lo mejor el gilipollas es el dueño. 

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