Capplannetta y el mito Playboy

Yo no me siento para nada un Playboy, quizá en mi juventud haya tenido cierto éxito con las mujeres, pero nunca he sido un mantenido. Quizá porque no he podido, pero la profesión de “mantenido” es una profesión arriesgada. Conocí un tipo una vez, que estaba hecho un haragán y además un pingajo en la calle de homeless y el hombre tenía unos ojos de un celeste claro, eran casi turquesa, y tenía un hoyuelo marcado aunque lo disimulaba la barba relativamente larga; digamos que el tipo, por lo que vi en él y lo que me contó, al parecer tuvo una vida intensa. Decía que había sido proxeneta, y un Playboy, me contó que estuvo con un montón de mujeres a lo largo de su vida, y ya se sentía acabado, abandonado como un perro de nadie en la calle, ya no era aquel que fue. Me vinieron a la cabeza gentes como Porfirio Rubirosa, que estuvo con muchas mujeres aunque al final de su vida murió solo en Paris, aunque había hecho antes el papel de mamporrero o celestino de Trujillo (el dictador dominicano).  También en menor grado me viene a la cabeza Chet Baker, el trompetista y cantante de jazz, que aunque los últimos días de su vida fueran una tragedia aún por dilucidar, tuvo una vida de Gígolo de la que se sabe muy poco, o quizá no demasiado, lo que sí queda claro es que fue una especie de vampiro y que estuvo con muchas mujeres a lo largo de su breve vida, aunque era un gran músico. También está el caso de Hugh Hefner, que en el 1953 fundó la revista Playboy y de la que astutamente se hizo rico y famoso. Empezó con el número de Marilyn Monroe y la revista se vendía como rosquillas. La revista fue fundada en Illinois (Chicago) y es por todos sabido las fiestas que organizaba en su mansión y las que en varias entregas fueron televisadas donde venían al festejo músicos de jazz, pero en esas apariciones televisivas las chicas no aparecían desnudas. Si les soy franco, todo aquel que le haga un agravio a una mujer lo paga a lo largo de su vida. Hay veces que el agravante lo haces tú pero hay otros momentos que lo suelen hacer ellas, quienes hacen daño a la larga suelen pagarlo, es cierto. 

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