Capplannetta y la semilla del odio

Conviene decir que sólo los inmigrantes aceptan la precariedad laboral que ahora está por doquier. Y aún así existen ciertos cenáculos neofascistas que critican esta necesidad de migrar al norte como una anomalía de partidos políticos haciéndolos a éstos responsables. A los inmigrantes no se les quiere en ninguna parte, salvo en países donde los arrinconan en macro poblados bajo el telón de fondo de millones de euros ofrecidos a éstos países por los políticos europeos usándolos como moneda de cambio. Es importante decir, y admitir que el norte ha cerrado el grifo en tema de inmigración que vienen a los maremagnums de capitales europeas ante unas vidas de estancamiento en sus países de origen. Las pateras son peligrosas y las víctimas son los inmigrantes, se ahogan en el Mediterráneo, sin que las autoridades europeas hagan un consenso, no sólo en políticas de ecologismo, sino el eterno dilema, que es el sur, sur o no sur, como bien nos canta Kevin Johansen haciendo un juego de palabras con el monólogo de Hamlet de Shakespeare. Pero una vez llegado y habiendo vivido un viaje al norte plagado de sortilegios e infortunios se ven que en el país de acogida tampoco se les quiere, ellos no entienden el porqué, y los neofascistas que tienen tres siglos atrás su psicología, los tratan con desprecio e incluso de manera violenta en muchos casos, ellos vienen a trabajar, no pretenden “llevarse” gran cosa, aunque como a los europeos ellos quieren vivir bien. Esto es una bomba que estallará y hace tiempo encendimos su mecha, la extrema derecha acusa a la izquierda de crear un efecto llamada, pero ningún neofascista de éstos quieren recoger la fruta, ni las patatas que se pudren en los campos, así es de injusta Europa. 

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