
Me voy esta noche a Youkali, allí donde se es feliz como en ninguna otra parte del mundo. Le dejaré a mi perro pienso para su subsistencia, El agua la tengo conectada a un grifo, ya pagué todas las facturas por las que la banca suspira conmigo. Mañana, señoras y señores, estaré en Youkali, quizá para cuando llegue haya despertado. La sagrada vista desde Youkali me hace comprender que al fin y al cabo todos tenemos nuestro punto de vista. En Youkali la noche es fiesta, el día un sol tropical, allá en Youkali quiero despertar, pero al despertar, no llego, no quiero despertar. Bailaré su Zamba soñando, sudaré de cópulas redondas en Youkali, en mi dulce soñar, soñaré crepúsculos de dorado crisol, en los que el paraíso es un ocre natural, recordaré Sevilla, Lima, Lizarra y Puigcerdá, recordaré de Andorra su verano primaveral, recordaré en Youkali que la vida es hermosa de verdad, te besaré los labios, tú saborearás los míos, a mis sueños me remito, en esta carta abierta que está por anunciar, que quiero ver Youkali aunque volveré, Youkali, quiero irme a Youkali, allí no soy distinto, allí sigo el instinto de que todo acabará, quiero llegar a Youkali con mi sueño tropical, ver cascadas, aguas termales, oler campos de lavanda, saborear en dos mitades un maracuyá que bien he de saborear, me caerán suspiros, renovados, virginales, veré transcurrir la vida, veré delfines rosados, seré reclamo de tu tarde, en los cantos andurriales en la lejana pleamar, allí en el vuelo inusitado, te mandaré un te amo con una postal de Youkali y un beso que sepa a sal, y gemido celeste que de orgasmos se nutrirá.