
Piensa en cualquier cosa que quieras pensar, pero sobre todo, piensa lo que te causa dolor. Intenta luchar para vencer a los pensamientos que te duelen y piensa, otra vez, el porqué has llorado. Porqué de esa melancolía acompañada de tedio que llevas sobre los hombros como una carga imposible. Estas palabras no pretenden ser fragmentos de autoayuda, estas palabras van dirigidas a tu ansiedad, a tu tendencia a la derrota, a tu inercia hacia el vacío constante. ¿Por qué crees en esa liberación a través de impulsos que sólo a ti te perjudican? ¿Por qué asocias una cosa con la otra, aparta el dolor, y asocia lo bueno con lo mejor, lo no tan bueno con lo posiblemente mejorable? No eres una máquina, sientes, y el sentimiento es tu gran poder, aunque creas que lo más fácil sería evaporarte, trata de realizarte una conciencia sin peso, siempre ligera como una pluma, trata de resignarte y ser auto compasivo. No tengas miedo, más allá de la muerte no hay nada, y no habiendo nada tampoco hay sufrimiento. Debes aprender a darte paz a ti mismo desde una óptica positiva, lo negativo es un lastre, no pienses en el sufrimiento del otro, piensa en el tuyo y podrás entender el sufrimiento de los dos. En este mundo no existen enemigos si uno no los busca, piénsalo.