Capplannetta y el castigo

Cuando era adolescente y llegaba tarde a casa mi madre me dejaba en la escalera del rellano como castigo, o sí venía tarde mucho antes que mi padre saliera del trabajo me dejaba en la escalera hasta que él me viera y me diera una paliza. Recuerdo las palizas de mi madre, aunque mucho más las que me daba mi padre, me estremecían hasta el sistema nervioso y me daban calambres en las piernas, me pegaba muy fuerte en la cabeza. También cuando me ponía con él a repasar las cuentas me gritaba, me decía: -¿cómo te ponen de deberes divisiones si no sabes ni multiplicar? Y yo no se lo he dicho nunca, pero yo no quería saber dividir, yo lo que quería es jugar a cosmonauta con mi casco de ciclista y soñar. Mi padre me gritaba (repito) y se desquiciaba explicándome las divisiones, pero yo no le hacía ni caso, había calculadoras y a mí no me gustaba pensar en cifras, yo lo que deseaba es que se bebiera el café y se fuera a la fábrica hasta las diez y media de la noche, ahora lo veo y siento pena, porque ahora soy yo el que le enseña cosas de informática. Mi padre es un buen hombre, antes se cabreaba más conmigo, ahora es un anciano aunque no lo aparenta. Si viviera conmigo le enseñaría todo lo que sé sobre ordenadores, no es gran cosa, pero ahora soy yo el que le grita, cuando me trae víveres a mi casa y me pregunta algo trato de explicarle y le digo: -No papá, esto no es así, el sistema operativo no es el programa ni la aplicación, el sistema operativo es todo el software general que se debe actualizar. Todo esto que acabo de decir se le crea un galimatías y el pobre se hace un lío, y me veo a mí mismo aprendiendo a dividir y dándome voces, y a veces se me escapa una cachetada y me dan calambres en las piernas, pero no, siento una gran ternura, y lo acaricio, y le digo: -Gracias papá, por regalarme tu tiempo para que no aprendiera a dividir. Lo siento. 

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