
He tenido que borrar textos que me consolaban y creía que eran ideales para publicar, y después los he tenido que ir rectificando, no todo vale. Como palabras de plomo que caen a mares profundos y luego se deben de disimular con cierta voz susurrante. Es mejor no escribir triste, enfadado o acondicionado por la ira, también es aburrido reiterar en la soledad, pero hablar de política guardando las formas también es tedioso y cansado. Pienso, sinceramente lo digo, que la vida es algo alucinante y preocuparse por lo que pueda ocurrirte en un futuro, es algo que no tiene ningún sentido, y cada cual le da su propia significación. Es nefasto redundar y redundar para caer en debilidades que la vida te pueda deparar. El odio no es bueno. El odio es un verdugo que te mata con tus propias manos. En el mundo de la vida alucinante no tienen cabida ni la reiteración ni el resentimiento. La vida alucinante es escuchar la voz de tus padres al regreso de un paseo, en la vida alucinante no existen las drogas, aunque sí el sexo, ya sea onírico o a flor de piel. En la vida alucinante las aguas de la verdad no se interrumpen y caen en cascada leve donde, como peces anfibios, nos metemos y nadamos en efímeras plegarias que sabemos que no nos sirven, pero ahí están, las plegarias de nuestros corazones mortales y penitentes. En la vida alucinante seguimos el rumbo de nuestros sueños, para que tengan forma ahí en la idea que nos haga libres y no en el mundo de las estratagemas y de las fachadas como escalones hacia el éxito, en la vida alucinante sabemos cuál es el verdadero camino, sabemos que mejor menos y de calidad, que promesas y milongas todas precarias y pobres en convencimiento. En la vida alucinante sabemos que el problema está en manos del poder equivocado y que el poder equivocado es el verdadero problema. Estas son las cosas que caminan con los pies en la vida alucinante, son tan evidentes que a veces vemos cómo incluso sobrevuelan por nuestras cabezas de astros azules, nos peregrinan la buena voluntad todas esas cosas bellas que hacen de nuestras vidas una verdadera vida alucinante. Vida alucinante donde existe un mundo al revés, la utopía se hace realidad, en la vida alucinante las artes son un bálsamo que nos cura.