
Al final en este mundo de pasarelas y escaparates es toda una aberración mórbida donde todo es efímero, todo es fachada, Anna Wintour tuvo una educación isabelina y odia el negro, black is beautiful, pégate una escapada al mundo del extrarradio, donde todos vamos con jeans y con camisas de franela, tu oropel en las páginas couché, tus ínfulas de rica con pamela como sombrero simboliza la descomposición del mundo. En tus páginas cada reportaje es una puesta en escena, peinados distintos, cambiarse cada cinco minutos, por eso hay chicas que se dedican a la cocaína. Llevar un reloj Cartier y una prenda Versacce te hace ir a la moda, pero en ello implicas al mundo infantil de la India y Bangladesh, ahora la moda china tiene su espacio en el estercolero de Londres, New York, Paris, Milán y Madrid. Este mundo del glamour cada vez se parece a una película de Federico Fellini, a ocho y medio, al final para ser exactos nos guardamos las vergüenzas en una caja de galletas de mantequilla y seguimos engordando, nos retirarán la ilusión por vestir con glamour, nunca el apetito. La moda china es de peor calidad aunque es explotadora como la vuestra, pero de fácil adquisición para el populacho, además crea tallas grandes. Fachada, pura fachada, maquillaos desganadas, montaos en el carro de la tele basura. Los gordos y rechonchos no tenemos talla en ninguna marca de Vogue. Yo, Capplannetta, y mi amigo, Otto Calcanhotto, estamos gordos pero ustedes sólo quieren un mundo estandarizado, un mundo de estereotipos y martingalas espectaculares. Esto es espectáculo. No puede ser otra cosa, Hollywood es la protagonista de vuestra mala reputación. Anna, cambia esa cara, vestirás muy bien, pero estás mal follada, parezco grosero, aunque prefiero realismo sucio, que envoltorio.