Capplannetta infantil

De pequeño quería ser astronauta de mayor, pero me embelesaron las cosas de la vida terrestre, me topé con misterios, con chicas atractivas y me puse una cazadora de mi padre de cuero y me hice heavy metal, todo eso ocurrió hasta que me hice rumbero. Pero en mi infancia cogía mi Madelman y lo hacía volar en astronave por los muebles de la casa de mis padres, a modo de escafandra le puse el casco de moto del kit motociclista. Me lo pasaba Teta. Mi infancia ha sido pura felicidad, mis padres se llevaban bien, mis hermanos eran muy pacientes conmigo, en fin, una infancia como Dios manda. El Madelman era esquiador, con el kit de esquiador, pero yo me las ingeniaba para que pareciera un astronauta. No he tenido demasiados juguetes en mi infancia, me atraían más los juguetes baratos que los caros. Antes que astronauta prefiero la palabra cosmonauta. Infancia feliz, de la que me olvidé hace unos veinticinco años, años de inocencia, años de amor que me daban mis padres, amor de mis hermanicos, todo era perfecto, los abuelos vivos y yo jugando por debajo de las mesas. Felicidad que se me esfumó como un paraíso perdido imposible ya de recuperar. La paciencia de mi padre, los besos sonoros de mi madre, se acabaron mis juegos con mi hermano, éramos felices. Vida de Nocilla y merendilla.

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