La ley de los hombres es una paliza a la que despluman sus alas, no seáis hipócritas, a nadie le gusta trabajar, y cuando reciben un caramelo como el COVID-19 todos se van como si nada, otros apuntan al ocio si ociosos antes ya eran.Un tipo por televisión dice: que las enfermedades contagiosas son como una lotería, otros, hablan de medicina de guerra y la única guerra que conocieron es la de escapar del tedio y la rutina hasta que lejos ve las luces encendidas de su casa, de su segunda residencia. La paradoxa de la cual escapan los sentidos comunes porque dicen que es el menos común de todos los sentidos. Se apaga una luz y se enciende otra, ya no quedan camas en los hospitales para tanto enfermo del COVID-19, frívolo es decir que coger el virus es una segunda oportunidad por si no disfrutasteis de las merecidas vacaciones, otros hablan de manera demagoga comparándose sanitarios con las huelgas de pilotos y controladores aéreos en época de vacaciones, la gente es vengativa, y quedarse sin vacaciones no lo perdonan, sobre todo por lo que cuestan que te las concedan, luego están los museos de las maquinarias que se paran por que la Salud lo obliga, con lo fácil que parece parar la máquina que supone un país en crecimiento, los bajones de bolsa, el miedo colectivo, todos impávidos acudimos al entierro de la sardina, ¿de qué sardina? Sí hombre, la que esperaban pescar los especuladores y un tiburón se los comió. Agudeza visual para derrocar a la cultura de un país, las Fallas no se cancelaron desde el 1936, el Museo Del Prado no se cerró desde la Guerra Civil, respeten las medidas contra el contagio, y todo Dios en casa.