Es evidente que la trayectoria de Extremoduro ha ido descendiendo progresivamente. Desde su primer disco Rock Transgresivo hasta el disco Yo, minoría absoluta han ido descendiendo de una forma paulatina. Todos sabemos de que Robe decidió hacer su carrera en solitario, eso, y el tono que han adoptado en sus discos siguientes desde Yo, minoría absoluta es de un cambio rotundo, no se sabe (o se intuye) de si es para aumentar su público, o para romper con esa fama y maneras de componer buena música que sí tenían antes del disco mencionado antes. El tono de Robe en su carrera es sensiblón, a comparación con la gran personalidad con que destacaba y se ensalzaba, no ya como líder, sino como el alma mater del grupo. Es evidente que Robe va a hacer caja con su nuevo público de cabello corto, vestido de marca, e incluso femenino, que conste que no quiero aparentar misoginia ni ningún aspecto demagogo, pero los que hemos seguido su trayectoria desde sus comienzos hemos notado ese cambio tan evidente. Parece como si el Yo, minoría absoluta de entonces haya sido una despedida de sus orígenes mucho antes de la rueda de prensa que tuvo lugar hace poco para anunciar la separación del grupo. Está ahora lejos de discos como los de los comienzos, discos como Pedrá (descatalogado) y discos primerizos donde impartían toda su sal y buen rock transgresor. Sí, quizá era un público menor, pero fiel, era un público asiduo y seguidor de la banda fuere donde fuere. Digamos, no ya el grupo, el propio Robe, ha cambiado su manera de componer para ganarse ese grande e inmenso público que su carrera ha relanzado. Quizá sea ese el porqué de su separación con Extremoduro, no se sabe, lo que sí es cierto este cambio tras sus tres últimos álbumes. Los últimos discos gozan de una sensiblería que empacha y los hace unos auténticos desconocidos. Me viene el dicho (quizá vulgar en sí) de Tiran más dos tetas que dos carretas o también otro en su misma línea que dice Dame pan y dime tonto, el gran poeta del Siglo de Oro español lo diría de otra manera: Ándame yo caliente y ríase la gente, me refiero a don Luis de Góngora (el Lagartijo), que conste que esto es una crítica que yo hago por mi cuenta, júzguenla.