Nací en el seno de una familia de emigrantes andaluces que llegaron a Catalunya y echaron raíces, los dos, padre y madre, trabajadores de fábricas que emergían allá por los años sesenta, salieron de Andalucía para ser parte de algo que allí no había, y era progreso, el dulce progreso que suele dar la espalda al sur. Mis padres se conocieron en el extrarradio de Sabadell, en los años setenta se casaron, mis padres siempre se han llevado bien, mi padre, nada machista, y colaborador en las tareas del hogar, a parte de llevarnos al colegio y trabajar para sacar a su familia adelante, siempre fue un hombre del cual aprender y emprender un camino que él nunca obtuvo, ha sido siempre buen padre y buen marido; ese, creo yo, que ha sido el principal aliciente para que su matrimonio no naufragara o se enfangara como otros que sí lo han hecho, es importante decir que los matrimonios de antes duraban y duran más que los de ahora; mi padre es bueno, tranquilo, le gusta el deporte y es respetuoso con sus semejantes; mi madre, al igual que mi padre, siempre ha estado pendiente de su familia y siempre ha sido una gran luchadora, agradable, sociable, siempre sonríe, y tiene la sonrisa más fresca que conozco. Quería decir esto para que quede claro que mi enfermedad no es debida a mis padres y hermanos, y ahora prosigo:
Ante todo quiero admitir que sí, que estoy un poco loco, pero dejad de humillarme e insultar mi inteligencia, por favor, también quisiera que no me tratarais como a un enfermo mental, no soy débil, no soy de piedra, no soy un ser inferior, soy algo raro, aunque me considero buena persona, últimamente todo me asquea, me asquean los cumpleaños, las Navidades, los vecinos, la susodicha familia que dice que te quiere, o te suelta en la cara que antes te ha querido, me asquean las mujeres que salen de pesca los sábados-noche en busca de marido, y los babosos en busca de mujer florero. También quiero deciros que no soy homosexual, aunque sí tenga mi lado femenino, como todos los hombres, incluso el macho alfa también lo tiene, lo albergamos en nuestro interior de igual forma que las mujeres tienen su lado masculino, esto no es nuevo, os lo quería recalcar, lo creo conveniente. Ahora que llevo tres años fuera de las drogas no he sentido ni una ápice de desfile triunfal y, por consiguiente, nadie ha venido a mi encuentro con un ramo de flores y un amasijo de aplausos, pero tampoco los necesito, simplemente soy una persona que ha luchado y merece respeto y compresión, sé que he decepcionado a mucha gente, la gente cree que salir de las drogas es cosa fácil, pero es un mundo de mugre, carroña y cielos luminosos de artificio. Quiero subrayar que también los hay con nubarrones negros, pero eso ya lo sabéis o lo intuís, es un vicio al que hay que dedicar la vida entera, si no lo sabíais ya lo sabéis, yo también hubiese deseado que alguien me lo hubiera dicho, vosotros estáis a tiempo.
Quiero deciros esto para anunciaros que en este año nuevo mis apariciones en esta web/blog serán lo más esporádicas que se pueda, alguna vez he dicho que hablo de mí como un acto de introspección y no un culto hacia mi persona, que no es tampoco referente alguno al que admirar. He decidido no daros la brasa, a partir de ahora intentaré hablar menos de mí y hablaros de cine, música, libros, arte o lo que se tercie, no quiero decir con esto que Capplannetta dejará de hablar, hablará pero de otras formas distintas. Aunque no venga de una familia con progenitores con estudios superiores sé quién verdaderamente soy, un charneguito de extrarradio, no pretendo enseñaros nada ni pretendo parecer un intelectual, soy Capplannetta y en algún lugar de la vida nos veremos, aunque sea de casualidad, aunque no se me reconozca (es precisamente esa mi intención), aunque no sea aquel que esperabais, en algún lugar de la vida nos veremos. A lo mejor nos vemos en los bares, en lugares oscuros, o sitios donde nadie prefiere quedarse, da lo mismo, lo mejor es el encuentro y ser parte de algo sagrado, la gran verdad de la Tierra.