Pienso que he tenido suerte con los vecinos que tengo. Tengo intimidad, tengo respeto y tengo buenos vecinos, o sea, que son buena gente. En un bloque de apartamentos las paredes a veces oyen, y puede que te critiquen, no lo sé, pero el vecindario es muy digno, multirracial, multicultural, hay de todo tipo de establecimientos, hay los miércoles un mercadillo, la atención sanitaria de lo mejor de Sabadell, hay una biblioteca rica en contenido, es el epicentro de la cultura en el barrio, también hay un centro cultural, que lleva en lucha mi amigo Juni. En ese centro cultural yo he hecho una exposición, y en verano hay muchas actividades como conciertos de orquestas y alguna cosita para los peques como títeres, teatrillos, y talleres de lectura. Mucha gente opina de este barrio que es marginal y hay delincuencia, pero eso hay que vivirlo, estar en el barrio en su día a día. Vuelvo a repetir, la gente es buena y sencilla. Un vecindario es como un mundo, tiene sus comunidades, sus diferentes religiones y sus diversas nacionalidades, es una pedanía de Sabadell, pero está cerca del centro y está bien situado, se vive pacíficamente.