Capplannetta y su miedo al miedo

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Hace tiempo que no saborea un día campestre, qué digo, hace años que no disfruta del campo. Sus deleites ocasionales se mezclan entre una vida de recuerdos y una vida de problemas debidos a sus errores de juventud. Prefiere no salir porque dinero no tiene, prefiere la paz de sus días en casa donde lee y escucha música, ve vídeos por YouTube o por Qello, está suscrito a una web de cine, no se considera cinéfilo, tampoco un melómano, tampoco es culto, más bien es un bárbaro, tendríais que verlo comer pollo a la brasa con las manos, dejémonos de preámbulos, tiene miedo a él mismo. En el daño que pueda causar directa o indirectamente. La vida lo hizo desconfiado, recordando tiempos pasados algunos de ellos le duelen en el corazón, no es viejo, pero se considera maduro. Tiene miedo a que lo tomen por otro, también a ser el hazmerreír de la gente, la gente es mala a conciencia, pero la culpa no la tiene la gente, la tiene él, siempre ha sido un cabeza loca. Cierto día, recuerda, en que tenía la esperanza conservada al vacío, recuerda que lo pasó realmente mal por una paliza que le dieron, estaba ido, estaba fuera de sí, bebía y se reía de la gente con cierta altanería, un día le prestaron una polla de goma y empezó a correr detrás de la gente de aquél bar rozándoles la polla de goma por sus traseros, y cometió el error de hacérselo a gente equivocada, le dieron una gran paliza, todo el mundo estaba expectante a ver si le pegaban más y más, se había convertido en enemigo público número uno, la gente lo odiaba, podías oír su rechinar de dientes debido al odio oculto a dos metros de distancia de donde él estaba, él lo sabía, no era tonto, la gente le tenía gran inquina, no es que fuera pendenciero, era un bromista y la gente oportunista aprovechaba esas ocasiones para clavarte la estaca, sí, como a los vampiros. Él en sus borracheras no sabía el daño que estaba ocasionando a personas que lo querían, y lo siguen queriendo, pero éstos se han decepcionado bastante. Digamos que tuvo que encerrarse entre cuatro paredes debido al escarnio y las peleas en las que se metía. Ahora lo ven de distinta manera, pero Capplannetta ya no es el mismo. Le cogió miedo a la vida, a la gente despreciable, en esos días de borracheras y broncas se dio cuenta de lo que el ser humano puede llegar a ser. Una bestia oportunista con ansia de venganza, es así, aunque nos duela admitirlo, el ser humano es despreciable, en fin, nadie es perfecto, pero cuando te agarran de cabeza de turco prepárate.

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