Capplannetta y los libros de autoayuda

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Sé que en el mundo literario están muy mal vistos los libros de autoayuda, sobre todo Paulo Coelho, pero yo tengo que confesar que he leído libros de autoayuda. Pueden decir los literatos lo que quieran, pero ese género vende y es muy consumido por la gente que ha tocado fondo. A Jorge Bucay no lo he leído, tampoco a Albert Espinosa, y a muchos otros que hay por ahí. Pero hasta el Quijote tiene una tendencia a la autoayuda y está bien visto, ya que todos dicen haberlo leído y lo único que se saben es el comienzo. Existe mucha hipocresía sobre los libros de autoayuda. Se critica a Mario Vargas Llosa por ser de derechas pero es un excelente escritor y un fenomenal orador. Se critica por el mismo motivo a Fernando Sánchez Dragó, y éste es de extrema derecha, pero es buen escritor. Cuando una persona está en la indigencia emocional cualquier cosa que le dé un halo de esperanza es bienvenida. Yo he leído a Paulo Coelho, lo confieso, he leído su obra El Alquimista y me ha parecido excelente. Existe mucha hambre de buena vibra y si esto es una manera de que ayude a las personas yo me quito el sombrero. Toda obra, por mucho que nos corroa el hígado busca una finalidad, ya sea educativa, ilustrativa o curativa, buscamos consuelo en la literatura y existe mucha literatura que nos habla de soledad, trastornos psíquicos, adicciones y otras dolencias del alma, no quiero citar ninguna, pero está en ese mismo nivel hasta el ensayo filosófico y lo vemos con buenos ojos. Recomienda el Ecce homo de Nietzsche a un enfermo de cáncer y sería, ya no para darte una colleja, sino para darte una patada en los huevos, así, como suena, dejemos que la gente lea, que consuma lo que crea conveniente, pues poco nos preocupamos por la debacle de la cultura y el cierre de tantísimas librerías como están cerrando, lean, lean por favor, mejor un mundo de lectores que de amantes de Belén Esteban.

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