Ahora en septiembre se cumplen veinte años desde que publiqué mi primer poemario, debo decir que a estas alturas no lo hubiese publicado. El libro se titulaba El Grito del Arlequín, era una especie de poemario de cuentos, con siete u ocho poemas mal rimados y largos como día sin pan. Repito, hoy no lo hubiese publicado, pero lo publiqué y fui mal asesorado, era mi primer libro y me quería comer el mundo, pero el mundo me engulló a mí antes. Tuve que aguantar que me tildaran de Poeta de las razas, que cojeaba mi poesía y muchas cosas más que no diré por vergüenza. A lo hecho pecho, eso dicen, pero era un libro de un chaval joven que quería ser poeta (empezaba a serlo) aunque el hecho de ser poeta no se me puede atribuir ni ahora, ahora que mi poesía ha mejorado, ahora que estoy más leído (aunque no lo suficiente) y ahora que tengo experiencia en auto publicación, experiencia, que la dan los años, y la vida que enseña, maestra vida, y he llenado muchos cuadernos de tinta para acabar escribiendo ante una computadora. Pero de lo que más me alegro es que todo tiene su proceso, y todo escritor que pretenda escribir decentemente bien debe leer, leer, y leer, y hacer no poca cura de humildad. Han pasado veinte años pero sigo siendo el mismo, a veces peco de ingenuo, otras de soñador e iluso, pero bueno, son cosas por las que luchar, la escritura, he leído a los clásicos (no a todos) aunque me queda tanto por leer… La verdad es que no leo demasiado a mis contemporáneos publicados, en realidad leo mucho blog, escribo, pero trato de leer todo aquello que me parezca interesante, hace mucho que no voy a una librería, tampoco a la biblioteca, me suelo descargar PDFs por Internet, también compro, pero estoy orgulloso de mis libros, a ver si vienen tiempos mejores.