Existen miles de formas de tomar el té, pero también existen muchísimas maneras de tomar café. Yo prefiero el café. ¿Qué haría yo sin mi cafetera eléctrica donde me suelo hacer esos cafés tan maravillosos? No me gusta el café demasiado cargado, suelo tomar café americano en taza grande. Aunque a veces me lo hago en tazas pequeñas o en vasos medianos. Antes bebía café de una cafetera italiana, pero la eléctrica es más práctica y cunde más. He dicho que suelo beber café americano, pero ¿quién se resiste a un arábiga en su punto justo? Cuando hago vuelos cortos, que últimamente es nunca, suelo pedirle a la azafata un café arábigo con sacarina, aunque me cueste 6€, me da lo mismo, no me sobra el dinero pero es una delicia. Tengo un amigo venezolano que tiene una plantación de arábigo en Venezuela, en un pueblo. ¡Qué gozada! El café es un modo y una excusa para reunirse, conversar, hacer tertulia, cuántas tertulias ha habido en España, Argentina, Uruguay y tantos y tantísimos países para reunirse y hablar entorno a una taza de café. Es una manera de socializarse pero también de despertarse. En los desayunos es ideal, y yo tengo la suerte de que no me quita el sueño, tampoco me pongo nervioso. Café, cigarrillos y un buen libro. Me pongo mi música y así soy feliz. No es mucho dinero y es un placer de los mejores. Si el café y el té hablaran de cuantas cosas nos enteraríamos. Mi cafetera eléctrica siempre disponible y yo dando paseos para llenar mi taza, la suelo ir cambiando, un placer es el café y más en buena compañía. Disfruten del café. O del té, como prefieran.