Capplannetta y la escritura

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Recuerdo cuando entró el primer ordenador en casa de mis padres, fue por el año 1996 y yo por aquellos años escribía a mano. Muchos ahora se sorprenderán, pero escribir a mano en mi caso me ha adiestrado con respecto a la gramática y la ortografía. También las lecturas, y mis enseñanzas con mi maestro de lengua castellana y literatura. Escribir a mano es algo estupendo, yo escribía en mayúsculas y con bolígrafos azules o negros (me refiero a la tinta), alguna vez rojo, aunque muy pocas. Así escribí mi primer libro en aquel entonces por el año 1998, ya que se publicó en 1999, libro que tuve que pasar a la tipografía de un ordenador si pretendía que fuera legible y tuviera una buena presentación. Me lo pasó al ordenador una novia de mi hermano, cuando lo llevé al editor tenía muchas faltas de ortografía. Dejé de escribir a mano al unísono de ir aprendiendo a redactar en un ordenador, fue más por obligación y porque las circunstancias así lo requerían. Ahora todo lo escribo a través de una computadora, y a veces a través de una tablet. La verdad es que he aprendido bastante, pero es muy importante la lectura. La lectura es en gran medida la manera que tiene el escritor de enriquecer sus temas literarios y también organizar sus propios criterios para llevarlos a cabo en la escritura. A veces el tema a escribir te lo propone un libro que estás leyendo, o viendo un programa en la TV, o escuchando música o en cualquier momento de la vida, escribir para mí es un lugar de encuentro conmigo mismo, donde yo hago un ejercicio de auto exploración y me permito mantener conversaciones con mi mundo interior; a veces hacen acto de presencia los recuerdos, otras son anécdotas o vivencias que he tenido, o simplemente ensoñaciones, aunque muy pocas, no me gusta mucho lidiar con la ficción, lo mismo me ocurre con las lecturas, trato de leer aquello que tenga su dosis de realidad, a veces echo mano del ensayo, otras de la autoficción y me gusta bastante la literatura realista, el realismo sucio también me atrae, incluso el realismo mágico también me seduce, y si tengo que etiquetar a mi poesía diré que me considero un poeta heredero de la poesía de los 50 y su poesía social, como también heredero de la poesía de la experiencia, y de sus fundadores (los tres poetas de La otra sentimentalidad como son Luis García Montero, Javier Egea y Álvaro  Salvador), también soy lector de mis contemporáneos (no diré nombres) aunque como lector he aprendido de que todo es cuestión de buscar e ir indagando, un autor te conduce a otro y éste otro a otro más, así es la cosa. Tengan buenas escrituras y buenas lecturas, pero sobre todo diviértanse siempre.