Tiene razón la gente cuando dice: uno siembra para recoger. ¿Cómo voy a cosechar yo si desde un tiempo hasta aquí no he sembrado nada? Cuando ha habido en el hospital algún familiar no he ido, tampoco me gustan los velatorios. Esos son momentos donde la gente requiere de más calor y más afecto. Estoy solo pero no puedo culpar a nada ni nadie, ni siquiera a la enfermedad que me acondiciona. A veces pienso que hago más por la creatividad propia que por la gente, debo alegar que por la creatividad en clave de evasión, no soy nada filántropo, o sí, no sé, eso no debiera de decirlo yo. Aunque sí soy un humanista, a veces solidario, otras, amante de cultura en general, literatura, cine, y lo que más, música, sin música no podría vivir. No sé si cosecharé en la cultura algún fruto, de momento todo es como una cáscara vacía, tampoco busco aplausos, prefiero no hacer mucho ruido. Pero lo más importante es que en relaciones humanas tengo riqueza pero a la hora de llevarla a la práctica se quedan en agua de borrajas. Ésta es mi vida de campesino. Un desastre, no puedo estar todo el día lamentando mis carencias, juro solemnemente que después de esta publicación mostraré también mis virtudes. Que no son pocas, o sea, voy a sembrar para cosechar. A ver qué me encuentro con tales semillas.