Capplannetta y su Dios

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Se dice muchas veces que Dios no existe, aludiendo a ateos que de los cuales no discrepo, respeto su manera de pensar, al igual que el que dice que es agnóstico. No debo reprocharles nada ni especular sobre si Dios existe o no, aunque también estoy en contra del adoctrinamiento de la religión sea ésta de la índole que sea. Tampoco creo que Dios esté muerto, pero creo, a mi humilde parecer, que Dios está en todas las cosas, sí, pero cuando veo a esa gente con ganas de adoctrinarnos, con esas ganas de hacernos simples robots, de hacernos esclavos del neoliberalismo, de atomizarnos para las leyes injustas de mercado, cuando veo a los niños pasando hambre y necesidades, cuando veo las injustas y demenciales subidas y bajadas en los índices de bolsa de todo el mundo capitalista, cuando veo a sacerdotes pederastas, pienso que ese no es Dios. Dios puede ser bromista gamberro, puede ser un burlón y un divertido jugador de destinos, Dios puede ser un San Francisco de Asís, un Simón Bolívar, un Noam Chomsky, un Bob Marley, un Manu Chao, Dios es Los Simpsons, un Ché Guevara, un Camarón de la Isla; Dios es un profeta crápula con ganas de diversión, un bálsamo en contra de beatos meapilas y especuladores que usan la palabra de Dios, aunque esa palabra subyace en la moral de los hombres, Dios está en la nimia partícula de las profundidades del alma, él está en la naturaleza, está en el fuego, en el agua, en la electricidad, en Internet y en el azar, Dios da dinero a quien dinero quiere, Dios da paz si es paz lo que se prefiere, y da amor a quienes amor no tienen, Dios no está en una plegaria de hombre rico, Dios está en la risa mellada del hombre pobre, Dios no consagra a quien reza en la iglesia, consagra a quien hace un acto con buena fe y buena voluntad en la tierra, consagra a quien sacrifica su vida por los demás. Es verdad que todos somos hijos de Dios, y que Dios nos creó a su imagen y semejanza, y nos hizo a todos iguales pero cada uno somos diferentes entre sí. Basta de hipocresía, basta de muertes en su nombre, basta de negarlo ante el juicio de los que juzgan, Dios es bueno, compasivo, no olvida, no menosprecia, su palabra no es palabra y es verdad, Dios está en la carcajada de la envidia contra el vanidoso, Dios es un niño travieso que ríe mientras el deseo domina las voluntades, Dios no tiene rivales porque es todopoderoso, con un cabello de Dios se encaminan los ciegos del mundo, con una lágrima caliente de Dios se consagra a quien hizo el bien sin pensarlo dos veces, con un punto de luz que centellea, creo creer que esa es la  verdadera puerta hacia su reino, una luz que está en el equilibrio de los buenos actos, sólo tienen acceso a ella la humanidad que fue verdaderamente humana, no es cuestión de rezo, es cuestión de dar sin pedir nada a cambio. El Dios de la infancia es el verdadero, el Dios del evangelio es un presupuesto que impone el hombre.

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