Capplannetta y la esperanza nueva

Y sabrán que estás encerrado en casa y pasarán de largo; lo hará tu hermano, lo hará tu padre, lo hará tu madre, y serás testigo de la cosa más sagrada, de la cosa más elemental, que cómo no te levantes tú de tu propia decadencia nadie, y digo bien: “nadie”, nadie vendrá a levantarte de tu inútil mortaja viviente, engordarás como una bestia, te vendrán a visitar los malos hábitos, te dejarás perder entre el tumulto, te gritarás a ti mismo la verdad, te dejarás derrotar por la barbarie, el amor para ti se esfumará hasta de los sueños más naturales, pero hay esperanza, hay esperanza futura, la esperanza radica en que quieras ser feliz simplemente siendo tú mismo, y no digas que te gustaría ser un hombre como los demás, un hombre que da brazadas de esfuerzo recogiendo las marras para volver a casa tras días de estancia en alta mar, hombres de oscuros pechos de abismo, hombres masticados por la deriva y escupidos en la ácida rutina de cada día como basura que no quiere nadie, esa es la esperanza. Si no lo quieres…, ese es el pan, si no lo comes ahora más duro se volverá con el tiempo.

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